No basta con ofrecer alimentos y bebidas de calidad en un entorno correcto: el establecimiento hostelero ha de estar limpio y además, parecerlo, es decir, que la higiene entre literamente por los ojos. El cliente no va a dudar en compartir su valoración, positiva o negativa, en Internet o en redes sociales. Una opinión con la fuerza suficiente para animar o hacer desistir a otros a acudir a ese negocio.

Cocina profesional
Los hosteleros perciben que los turistas españoles son incluso más exigentes que los extranjeros con la higiene de hoteles, restaurantes y chiringuitos

“La higiene es un factor crítico para el éxito de los negocios hosteleros y sus propietarios lo saben” comenta Adriana Di Ippolito, responsable de trade marketing de Kimberly-Clark Professional.
“Los clientes de estos establecimientos, españoles o foráneos, son cada vez más exigentes y sensibles con la higiene y eligen acudir o no a estos en función de la calidad de la limpieza que ofrecen. Los comentarios en Internet sobre la higiene de un hotel o local pueden determinar si una persona asistirá su negocio o irá a otro sitio. Todos los turistas, nacionales y extranjeros. exigen las mejores condiciones de higiene «, señala esta experta.
Sin embargo, los hosteleros perciben que  los turistas españoles son incluso más exigentes que los extranjeros con la higiene de hoteles, restaurantes y chiringuitos, según estudio “Higiene dentro del sector turístico Español 2013”, realizado por Kimberly-Clark Professional este verano, en más 300 establecimientos de las principales zonas turísticas del litoral español.
Los hosteleros consideran que la limpieza de sus establecimientos es equiparable o superior a la de sus homólogos de cualquier país europeo, y por otro, y que una mayor higiene contribuye a proyectar una buena imagen turística.
Récord de turistas, pero no más inversión
Aunque este año nuestro país ha vivido un nuevo récord en el turismo, los hosteleros se enfrentan a continuas reducciones de costes y cada vez miran más la optimización de recursos. En este contexto, ¿se están haciendo las cosas bien en materia de higiene en la hostelería española?
«Hay de todo», explica Adriana Di Ippolito. «Hay cosas que se hacen bien por regulación, y otras se hacen mal por desconocimiento o falta de formación. Pero hay mucho que mejorar, tanto de cara al cliente  como para el mismo dueño.
Imagen de un WC
Para los hosteleros, las zonas de mayor contaminación bacteriana son, por orden de importancia, cocinas, baños y salones

 Por ejemplo, por la crisis se recurre a procedimientos y sistemas más económicos que a la larga siempre salen más caros. «Muchos profesionales resuelven la papeleta con lo primero que encuentran y lo más sencillo, ya que les come el día a día. Pero al final no ahorran más, ni mejoran la imagen de su local. Y eso es fundamental para que la gente entre en un restaurante».

La paradoja es que, aunque el turismo está en alza, no se invierte más en los establecimientos, y mucho menos aún en la partida de higiene y limpieza. «Es lo primero que se recorta», asegura la responsable de trade marketing de Kimberly-Clark Professional. «Hay miedo a la inversión. Pero el hostelero debe saber que es posible mejorar la higiene de su local y con ella la imagen; garantizar la seguridad de empleados y clientes, y al mismo tiempo, ahorrar dinero».
Puntos críticos
Para los propietarios y encargados, las zonas de mayor contaminación bacteriana que resultan críticas para la higiene en sus establecimientos se sitúan, por orden de importancia, en cocinas, baños y salones.
Sin embargo, una pequeña parte de los encuestados  reconoce que es en los salones y habitaciones donde más contaminación se produce. En efecto en las habitaciones es, según Kimberly-Clark Professional, donde se encuentran algunos de los focos de mayor contaminación: teléfonos y mandos a distancia concentran una alta cantidad de gérmenes.
Otras de las conclusiones del informe es que se siguen utilizando con más frecuencia los paños lavables, aun desechándolos con cierta costumbre según los encuestados. Además, la lejía sigue usándose como principal erradicador de bacterias.  Sólo un 19% utiliza paños desechables y productos antibacterianos y el 10% utilizan ambos sistemas indistintamente.
Sin embargo, hay una tendencia creciente hacia la utlización de paños desechables y productos antibacterianos, ya que la calidad de higiene que ofrecen «es muy superior y no necesariamente más costosa», explica Adriana Di Ippolito. «Es simplemente una cuestión de educación y formación del personal».