/p>>La ministra de Empleo y Seguridad Social, Fátima Báñez, hablaba este verano de «movilidad exterior» refiriéndose al movimiento migratorio de jóvenes en busca de oportunidades laborales. Con sus palabras aún en los oídos de muchos españoles, la profesora de la Escuela de Hostelería y Turismo Vatel España Isabel Galiano analiza en este artículo este fenómeno desde el punto de vista del sector turístico. La académica distingue entre emigración y expatriación, a la vez que cita al coaching como la herramienta definitiva para la consecución de objetivos en el extranjero.

Isabel Galiano
Isabel Galiano, profesora de Recursos Humanos de la Escuela Vatel España

Hoy en día, el movimiento de personas entre países es una realidad social. En algunos contextos económicos desfavorables, y dependiendo del punto de vista desde el que se observe este fenómeno, puede tener connotaciones negativas y se llama emigración. Sobre todo tiene ese significado “cuando son personas autóctonas nacidas en el país y que por precariedad laboral o falta de oportunidades tienen que irse al extranjero.
Cuando la ministra Báñez utilizó el término ‘movilidad exterior’, muchas personas interiorizaron estas connotaciones negativas que, en el caso de los estudiantes españoles, muchas veces no tienen porqué ser algo negativo.
Cuando una persona emigra es porque busca oportunidades tanto a nivel profesional como personal. En ocasiones emigran debido a circunstancias económicas, pero también con el fin de desarrollar su carrera profesional. Esto es lo que se llama expatriación, y se le añade que la persona asume retos, se responsabiliza de un proyecto con el respaldo de una empresa o escuela.
En la hotelería internacional este concepto esta interiorizado. Cuando un estudiante recién graduado entra a formar parte de una cadena hotelera (una de las vías de desarrollo profesional me atrevería a decir que imprescindible), acepta la movilidad geográfica global, y en esto, el sector hotelero es pionero en integrarlo en su esencia.
El turismo, y por lo tanto la hotelería, son globales a todos los niveles. La movilidad es incesante entre viajeros, pero también entre profesionales del sector. En este contexto es donde entra en acción el coaching.
Hablamos de coaching como un proceso que permite ofrecer a los profesionales una metodología que les ayuda a identificar objetivos realistas, a evaluar sus capacidades, a asumir riesgos de futuro, a planificar, a medir resultados.
Estudiantes de la Escuela Vatel
Cuando un estudiante recién graduado entra a formar parte de una cadena hotelera, acepta la movilidad geográfica global

Y una herramienta que ayuda a conseguir que el expatriado domine los procesos del coaching es el SMART, acuñado por J. Whitmore en 2002, y que se desarrolla de la siguiente manera siguiendo los acrónimos de sus siglas en inglés:
– Specific: identificar un objetivo claro
– Measurable: debe ser medible para saber los posibles beneficios futuros
– Achievable: alcanzable con los recursos y competencias del individuo
– Realistic: realista en relación al contexto social y laboral
– Time phased: con un seguimiento de las acciones realizadas en un eje temporal
Siguiendo estas sencillas pautas, cualquier individuo puede llegar a la consecución de sus objetivos, ya sea un proyecto empresarial o un asunto personal relacionado con su adaptación a un nuevo entorno.
Por lo tanto, la globalidad es una realidad, y no por sí misma algo negativo, que implica cambio en presente, constante, no en un futuro. Emigrar o expatriarse es una oportunidad que enriquece a los profesionales, independientemente del sector en el que desarrollen su trabajo.