
Después de casi dos años de la apertura de Cañadío en Madrid, Paco Quirós inauguraba en la capital a finales del año pasado, junto con hostelero cántabro Carlos Crespo Viadero, el restaurante La Maruca (nombre de una playa santanderina) en la calle Velázquez, 54, donde anteriormente se ubicaba el Asador Frontón 2.
Un establecimiento que ofrece un precio medio menor que su «hermano» de Santander y una oferta más informal y asequible, pensada para gustar a todo tipo de público. A los pocos meses de su apertura ya se había convertido en uno de los sitios más demandados de la capital, con largas listas de espera.
Las tres claves del éxito de La Maruca son, sin duda, su inmejorable ubicación, en plena calle Velázquez; una apuesta gastronómica basada en recetas sencillas y sabrosas a precios contenidos, y un amplio local con un espectacular interiorismo firmado por el estudio Zooco, con terraza y una extensa barra.

Todo un reto
El proyecto en sí fue todo un reto para este estudio de arquitectura: transformar un conocido local de Madrid en una nueva idea, apostando por un modelo de hostelería actual que satisfaciera las necesidades de un público cada vez más exigente.
Como explica Javier Guzmán, de Zooco: “Nuestro objetivo fue definir un espacio atemporal, capaz de asimilar los diferentes cambios que todo negocio acarrea a lo largo de su andadura”.
Los interioristas analizaron las características favorables del local para potenciarlas y las deficitarias para mejorarlas: entre estas últimas, el acceso general mediante una escalera, una línea de cerramiento muy próxima a la misma y la deficiente iluminación. Retranquearon la línea de cerramiento del local al tiempo que creaban una amplia terraza cubierta, con el fin de generar un acceso más visible que sirviera de reclamo para los viandantes de la calle Velázquez.
Madera y mosaico vítreo
El espacio se creó mediante planos horizontales en distintos tipos de madera naturales y planos verticales revestidos con mosaico vítreo de Hisbalit en formato hexagonal.

El mosaico vítreo es un material muy duradero, ideal para aplicaciones en sitios de tránsito al ser resistente a los cambios bruscos de temperaturas, al desgaste y a los golpes. Además, apenas requiere mantenimiento: su superficie no porosa evita que la suciedad se deposite.
Con estos dos elementos, madera y mosaico vítreo, Zooco logró crear una atmósfera acogedora y cálida, favoreciendo la iluminación clara y alegre del local.
Para terminar, y en colaboración con el estudio Madame Kaktus, realizaron una cuidadosa selección de mobiliario, además de escoger diversos elementos decorativos que hacen referencia a Santander. Entre ellos destacan las obras del artista Fernando Bermejo, protagonista en varios ambientes del conjunto.

El espacio de La Maruca proyectado Zooco es totalmente funcional, con numerosas posibilidades de uso: desayunos, almuerzos, raciones, afterwork, cenas, copas… El local ofrece un amplio horario, desde las 8 de la mañana hasta las 2 de la madrugada, con lo que se convierte en un punto de encuentro a cualquier hora del día para disfrutar de un café, platos más elaborados, raciones o un gin-tonic.
