Así lo afirmó esta cocinera autodidacta «en todo, en cocina y en gestión de restaurante» en el I Encuentro de Innovación y Marketing Gastronómico, celebrado recientemente en Madrid. Emprendedora precoz, con 18 años ya montó su primer negocio, relacionado con el pan. Pero a Begoña lo que realmente le gustaba era viajar.
Con 20 años se fue a vivir a Holanda, donde pasó 8 años trabajando en hostelería «por necesidad, no por vocación», muchas veces gratis; más tarde recaló en Londres, y regresó a España, a Reus, donde se dedicó «a bodas, bautizos y comuniones». Más tarde, junto a su marido sumiller, abriría La Salita en Valencia con 35.000 euros, un proyecto muy personal donde pudo plasmar todo lo aprendido en sus viajes. Fue entonces, al ver la reacción de felicidad de la gente ante sus platos, cuando tomo conciencia de todo lo que podía aportar y se decidió a seguir avanzando.
La experiencia de La Salita, aunque enriquecedora, no fue precisamente fácil y suponía un esfuerzo enorme que no se traducía en rentabilidad ni reconocimiento. «Me di cuenta de que tenía que destacar, pero ¿cómo?», explica Begoña. «Por eso opté por una medida drástica: presentarme a un programa de televisión. Pero en realidad, yo nunca quise ser chica Top Chef».
Su triunfo televisivo marcó un antes y un después en su carrera, la catapultó a la fama y puso a La Salita en el mapa gastronómico valenciano. A ello hay que sumar, a lo largo de este año, una intensa labor de networking entre los cocineros valencianos, más unidos que nunca y dispuestos a poner en valor la gastronomía de su tierra, lo que indica que algo está cambiando en la Comunidad Valenciana.
Le Mercat, su nuevo proyecto
Begoña Rodrigo se muestra feliz al hablar de el que será su segundo restaurante, Le Mercat, que verá la luz en 2015 y será «totalmente diferente» a La Salita, que mantendrá abierta. «Es un sueño hecho realidad«, explica. «Por fin voy a poder hacer lo que siempre he querido, que es trabajar con producto de mar, y frente al mar».
Le Mercat ocupará una antigua casa valenciana de dos plantas, en una ubicación privilegiada, en primera línea de la playa de la Patacona. «Quiero abrir la ciudad de Valencia al mar», explica. El piso de arriba se destinará a restaurante gastronómico, y el de abajo recreará un mercado artesanal con puestos de pastelería dulce y salada, panes, quesos, pasta.., además de barra de picoteo y jardín al aire libre. «La idea es que lo que se tome en el restaurante se pueda adquirir, en crudo, en el mercado», relata Begoña.
La chef tiene muy claro que, pese al éxito, ha de reinventarse continuamente: «el restaurante ha de moverse y evolucionar, si no está abocado a morir», afirma. Además, es consciente de que en su nueva andadura no puede dejar de lado el networking (redes sociales incluidas) y el marketing. «Ahora soy consciente de que sin ellos no tengo nada que hacer», asegura. Y lanza un mensaje a emprendedores y hosteleros: «aunque no tengas nada, ni padrinos, se pueden lograr las cosas. Wso sí, necesitas rodearte de un buen equipo, y tener capacidad de escuchar… y de saber decir que ‘no'».
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