No cansa, sino que está más viva que nunca: así lo demuestran las continuas aperturas de restaurantes de cocina tradicional, de los que traemos una muestra: La Bellvitja, en Barcelona, y El Gordo de Velázquez, Moncholi y El Secreto de Castilla, en Madrid. Todos con elementos en común: el producto de mercado, bien escogido, para platos de siempre, y la capacidad para adaptarse a las nuevas demandas: horarios continuados, menús económicos, tapas y raciones, diferentes ambientes…
1. La Bellvitja, cocina catalana
Es una de las nuevas aperturas en Barcelona: La Bellvitja, situado justo al lado del mercado de la Boquería, de donde se abastece. El local es propiedad de Brindisa, empresa londinense importadora de productos artesanos catalanes y españoles que fue fundada en 1988 por la emprendedora Monika Linton.
No hay sorpresas en la carta de La Bellvitja: es cocina catalana de inspiración tradicional, con algunos toques medievales en recuerdo de la época en que se construyó la capilla que da nombre al restaurante. La apuesta por los productores de proximidad se percibe incluso en la carta de vinos, donde un 75% son caldos catalanes cuidadosamente elegidos.
Al frente de La Bellvitja están Josep Carbonell, chef ejecutivo; Carles Ramon, jefe de cocina; Oriol Lagé, sub chef y ex-socio del restaurante Ot, y Ángel Alonso, responsable de sala.
El local cuenta con dos espacios diferenciados: una barra a la entrada, en la que se puede disfrutar de un buen vermut y con vistas a la cocina abierta, y un comedor con amplios ventanales y vistas a la Plaça de Sant Agustí.
Los horarios ininterrumpidos, de 12 de la mañana a 12 de la noche (excepto los lunes, día de cierre), permiten comer o picar a cualquier hora del día. Y hay un menú de mediodía con un precio de 15€.
2. El Gordo de Velázquez
Esta es la historia de un enamoramiento: el de Carmen Sinovas, clienta asidua del catering y tienda gourmet Semon, por la cocina de José María Ibáñez, chef que durante 13 años fue chef de esa firma.
Esta empresaria ha apostado por uno de sus cocineros fetiches para abrir El Gordo de Velázquez, cuyo nombre e imagen están inspirados en la novela The Pickwick Papers de Charles Dickens.
Ibáñez, también copropietario, ha creado una carta muy personal, que incluye los célebres canelones trufados de Semon o el pastel de berenjenas de Jockey, casa donde pasó sus primeros años de profesión.
Su buena mano y un producto excelso hacen brillar los platos y guisos tradicionales (croquetas, calamares de potera, alcachofas fritas, albóndigas de ternera,merluza de pincho…) aunque hay guiños internacionales como el ceviche de corvina, gambas y pulpo, o el Silpancho, escalope de ternera picada típico de Bolivia.
Una propuesta de calidad, variada y con toque original que permite comer en plena calle Velázquez por menos de 30 €. El 10% de su bien surtida bodega se sirve por copas. Y además, en la barra y en la enorme y florida terraza funciona, entre servicios, una carta de raciones y pinchos hechos al momento.
Con capacidad para más de 200 comensales distribuidos en tres alturas y la terraza exterior, El Gordo de Velázquez es uno de los locales más espectaculares de Madrid, con un interiorismo firmado por María Tirado, del estudio y tienda DecoLab.
3. Moncholi, cocina tradicional española
Otro restaurante que apuesta por la cocina tradicional española y el producto de mercado es el madrileño Moncholi (Ibiza, 52), el nuevo proyecto de Carlos Hernampérez (chef) y Juan Antonio Oeo (jefe de sala), que se conocen desde los 9 años. Esa amistad es lo que han querido reflejar en su local, combinando la cocina de siempre y una buena compañía.
La oferta gastronómica de Moncholi es muy variada: tapas frías y calientes, menú (22€ todos los días de la semana, comida y cena) y carta. Además del buen jamón y lomo ibérico de bellota (Jamones Blázquez y Cinco Jotas), destacan las especialidades caseras: la ensalada de escabechado de codorniz; el crujiente de oreja, «las primas feas de la hamburguesa» (albóndigas); el huevo Moncholi (ecológico, sobre fondo de puerros con limón y jamón ibérico); el pulpo gratinado, el pisto… Casi todos los platos pueden encontrarse en las tres modalidades de carta.
El local dispone de dos plantas: en la primera está la barra y sala con mesas altas y taburetes, mientras que de abajo guarda una zona con sofás, perfecta para el café o una copa tras la comida, y el salón, para comer relajado y sin prisas.
4. El Secreto de Castilla, apuesta por la cocina castellana
He aquí un concepto de restauración construido en torno a la excelente materia prima castellanoleonesa. Detrás están el restaurador Ángel B. de la Esperanza (‘Lali’) y Fernando Muñoz, experto gestor, que han querido fusionar la amplia tradición culinaria castellana y los sabores mediterráneos, empleado productos de Castilla y León, y ofrecerlo a través de innovadores formatos que cubren todos los momentos del día, del desayuno al afterwork, pasando por la celebración de eventos y reuniones, los maridajes o las tematizaciones.
En el corazón de Madrid, frente al Teatro de la Zarzuela (Jovellanos, 5) se ubica El Secreto de Castilla, con una oferta gastronómica para cada monto. Entre sus novedades destaca el Menú Exprés, adaptado a los horarios actuales y que incluye dos tapas de la casa, un plato principal, bebida y postre, por un precio de 11,50 euros. También hay un menú «nocturno» de cenas, a 15 euros, y un menú especial a 29 euros.
En la carta, platos de siempre como Ensalada de pollo en escabeche con langostinos, Judiones de La Granja, Arroz meloso de setas y picadillo, Taco de bacalao con setas y chipirón, Lentejas de la abuela, Cochinillo asado… No faltan, por supuesto, los asados castellanos: cochinillo, paletilla de cordero lechal y cochifrito.
Al restaurante y la zona de tapas se une también una barra para disfrutar de un buen cóctel, y un salón privado. El Secreto de Castilla se ha concebido, además, como un punto de encuentro dinámico y activo, que organiza continuos eventos y actividades.
El restaurante cuenta demás con un «hermano» en pleno centro de Segovia, a pocos metros del Acueducto (Ezequiel González 41), con idéntica filosofía.