/p>>Los restaurantes se adaptan a los nuevos tiempos. En respuesta a la afluencia de público joven en horario de entre servicios, el restaurante madrileño Casa Lobo ha diseñado una carta de picoteo a base de conservas de primera calidad, hechas en casa y presentadas con un toque diferente: en lata.

Ubicado en la zona más animada de Arturo Soria, Casa Lobo (Torrecilla del Puerto, 5, esquina calle Asura) nació como restaurante con una variada carta que se oferta a mediodía y en las cenas.

No obstante, el éxito que ha suscitado su imponente barra circular (la decoración es obra de Lázaro Rosa-Violán) y a ahora, su terraza de verano, ha llevado a sus responsables a diseñar una carta de laterío gourmet para disfrutar entre servicios, acompañada de un buen vino por copas, cerveza o uno de sus cócteles de autor (no en vano es uno de los locales de moda de la capital para tomarse una copa).
Esta oferta de laterío se basa en conservas caseras de alta calidad y aliñadas con un toque diferencial en el propio restaurante.
Un ejemplo: el mejillón en escabeche oriental, a base de mejillones gallegos traídos de las rías de Ares-Sada, Muros-Noia, Arosa, Pontevedra y Vigo y de un escabeche tradicional en el que se ha utilizado hoja de lima en lugar de laurel (mucho más refrescante), vinagre de arroz y chili thai para darle un ligero toque picante:

O el tartar de de sardina de Santoña ahumada con tomate rosado de Barbastro (de aspecto irregular, pero de sabor y textura excepcionales), o los pimientos rellenos de queso de cabra, hechos con pimientos Peperocini (de origen italiano pero cultivaos en Navarra) y queso francés Mothais:

Muy refrescantes resultan también los espárragos blancos de Tudela del Duero con mahonesa trufada (procedentes de la huerta ecológica de Luis San José) o el bonito del Norte en aceite con pimientos de piquillo. Todas estas propuestas, colorista y apetecibles, se presentan en el versátil formato de lata.

Un entorno muy especial
De Casa Lobo atrae su decoración, obra de Lázaro Rosa-Violán, con toque retro pero rabiosamente moderno; su ambiente alegre y su cuidado servicio. El local está dividido en dos ambientes, uno más formal y otro consagrado al picoteo entre horas, al afterwork en mesa alta o a una comida más casual. En el centro, la barra en hemiciclo en la que socializar, picar algo o tomarse una copa. Las dos terrazas que rodean la fachada son una fresca prolongación del interior.