/p>>Este verano abría sus puertas el tercer restaurante Cullera de Boix en Barcelona, en la céntrica Rambla Catalunya. Su cuidado interiorismo, con un toque modernista, es obra de Batua Interiores Creativos, que ha recreado una atmósfera detallista y acogedora que potencia la experiencia en el plato.

El nuevo restaurante Cullera de Boix es propiedad del grupo hostelero Patacolls, que ya tiene otros dos restaurantes de la misma enseña y dos hoteles, Urquinaona y Moderno, en la Ciudad Condal.
En el nuevo local de Rambla Catalunya el chef Xavier Matarrodona ofrece arroces y platos mediterráneos en un marco cálido y confortable obra de Marina Palmés, de Batua Interiores Creativos.
La interiorista ha optado en este caso por introducir un concepto nuevo de diseño, lejos de la estética de sus locales hermanos, buscando un ambiente más mediterráneo y equilibrado, y a la altura de su céntrica localización en Barcelona, muy cerca de la Plaza Catalunya.

En este proyecto se ha buscado desde el primer momento la fusión entre el arroz, protagonista absoluto de la carta; la esencia del lugar (un edificio con historia modernista en el centro de Barcelona), y el tipo de público (plural) al que se dirige el negocio.
Así, el diseño interior del Batua Interiores Creativos refleja de manera equilibrada estos tres conceptos, con matices como el uso del roble envejecido, lleno de vetas y nudos, que aporta calidez y el componente natural, las geometrías de los campos o la paleta de colores neutros y marrones que caracterizan al local. En definitiva, se ha realizado una labor de diseño, arquitectura y abstracción, procurando que las sensaciones acompañen al paladar.
Las líneas rectas y las distribución racional del espacio buscan un un óptimo funcionamiento y la atemporalidad a nivel estético, “lejos de tendencias ni fechas de caducidad”, explican desde Batua Interiores Creativos.

Los amplios y luminosos espacios (bar con amplia barra y dos comedores, uno de ellos, el principal, elevado) buscan transmitir un clima equilibrado e íntimo, cada uno con sus propios acabados y texturas.
La escalera de acceso al comedor principal, con su piso de roble y su barandilla de forja, es uno de los puntos estratégicos del local, un elemento vertebrador que une diferentes cotas y actividades.

El uso de piezas cerámicas de componente modernista, como el modelo hexagonal «Gaudí» de Escofet, que viste toda la barra y contrabarra, o la baldosa hidráulica artesanal de la zona de servicios, son testigos permanentes de la ubicación y la historia del local. Igualmente la presencia de los vitrales con color y las barandillas de forja son homenaje a la Barcelona modernista.

Al mismo tiempo los suelos de roble envejecido, presentes en todo el local, y los muebles y espejos oxidados, además de las lámparas en vidrio, aportan un punto de rústico al conjunto.
La elección de mobiliario se ha hecho respetando al máximo el espacio, a fin de darle un óptimo funcionamiento. Sillas y mesas de diseño (Dadra, Francisco Segarra), conviven con otras piezas creadas expresamente para el local, como los bancos o los muebles de apoyo para los camareros.

La iluminación, muy estudiada, juega un importante papel en este restaurante, ya que realza los diferentes acabados y texturas. Luminarias puntuales bañan paredes y crean focos potentes para acentuar el volumen de molduras, tapizados y otros elementos decorativos.

Con amplia experiencia en proyectos hosteleros (hoteles, bares y restaurantes), las profesionales de Batua Interiores Creativos buscan el máximo potencial de los espacios teniendo siempre muy en cuenta las necesidades del sector: “es imprescindible saber escuchar y aprender de aquellos que trabajan en el mundo de la hostelería desde un punto de vista estrictamente empresarial y saberlo llevar al terreno del diseño, para convertirlo en un punto fuerte del futuro negocio”, explican. Una filosofía que se refleja en todas sus creaciones.