El Taller de Diseño y Arquitectura Mapa firma la reforma de este nuevo bar bilbaíno, perfecto exponente de las necesidades de la hostelería actual: cómo transformar totalmente, con un presupuesto limitado, un establecimiento ya existente aprovechando parte de sus elementos.
Nada en el Morrocotuda actual (Heros, nº14, Bilbao) hace recordar al bar anterior que ocupaba este céntrico local del Ensanche bilbaíno. De hecho, el aire familiar y acogedor, con un toque nostálgico, que caracteriza al Morrocotuda e invita a entrar y a acodarse en su barra es perfecto para que convivan las dos pasiones de sus propietarios, hosteleros con experiencia y con las ideas muy claras sobre lo que querían lograr: «un nuevo bar con sabores de antaño«, como definen definen orgullosos a su local.
Un lugar donde disfrutar de los desayunos ecológicos o el picoteo «morrocotudo» que prepara Jezabel Sendino, y también de los espectaculares cócteles de autor de José Ramón Gonzalez Chato, campeón de la Asociación de Barmen de Bizkaia y finalista nacional de la World Class Competition 2015.
Los arquitectos de Mapa estudiaron detenidamente el local y sus posibilidades antes de intervenir para adecuarlo tanto al concepto de negocio de la pareja promotora como a la exigente normativa municipal u de Sanidad. El resultado: un bar donde sentirse a gusto y poder desayunar, tomar un café, picar o comer de manera informal productos naturales y de calidad; también donde disfrutar de un vino, una cerveza bien tirada o un buen combinado.
La reforma de este local de cerca de 80 m2, realizada en varios meses, ha permitido ampliar la barra e incorporar nuevos espacios, como el almacén y un office-cocina vistos, abiertos a la barra, donde elaborar raciones y pintxos fríos. La máxima ha sido en todo momento lograr un espacio práctico para trabajar y disfrutar.
Se ha intentado aprovechar al máximo los elementos ya existentes, y así un tratamiento ha hecho posible dejar la piedra vista en toda la pared tras la barra, lo que da mucho encanto y personalidad al local. El mostrador se ha revestido en un práctico y atractivo Silestone blanco marmoleaado, y el resto de la barra se ha forrado en cerámica imitación a madera.
Para el suelo los arquitectos de Mapa han optado por un suelo laminado de alto tránsito, que aporta resistencia con la apariencia cálida de la madera.
El exhaustivo estudio previo del local determinó que el local se adaptaba al concepto de negocio que se deseaba implantar. Se han podido conservar los baños y el aislamiento acústico en el techo original, lo que ha supuesto un importante ahorro. También se han aprovechado las instalaciones eléctrica y de climatización.
La fachada sí ha sufrido un cambio importante, abriendo el bar a la calle con puertas que se repliegan. En su interior, Morrocotuda es un establecimiento hogareño y con ese aire vintage tan actual, gracias a los múltiples detalles retro, muchos de ellos recuperados, con el que lo han decorado los propios hosteleros.
Picoteo y gin-tonics
Un entorno acogedor donde disfrutar desde sus desayunos especiales y ecológicos con tostadas o boles de cereales, hasta sus raciones típicas de morcilla, queso viejo, bonito con guindilla y pimientos, chorizo picante… Buen producto de pueblo, natural y artesano, procedente del País Vasco y de Burgos, apenas tratado y que también se puede adquirir para llevar, como el resto de referencias del local. Para comer, el «bote» del día, plato único a un módico precio.
La selección de vinos, que varía cada mes y se muestra en pizarra, está muy cuidada, así como la oferta de cervezas, con 4 grifos y más de 20 referencias. Y a todo ello se une la coctelería experta de José Ramón González, que va mucho más allá de sus espectaculares gin-tonics.
Consejos para los hosteleros
En este caso de Morrocotuda los profesionales de Mapa han logrado cambiar el look de este establecimiento sin una obra excesiva (a cargo de la constructora Doméstica Bilbao). A los hosteleros que se planteen reformar un local, les recomiendan, en primer lugar, que se realice un análisis previo del mismo por un técnico, «lo que va a ahorrar después mucho dinero, tiempo y quebraderos de cabeza», señala Lander Parra, uno de los socios de Mapa. «Realmente la inversión tiene que ser en tiempo antes de acometer cualquier obra; merece la pena pensar bien las cosas y no andar con prisas».
«Los hosteleros tienen que tener muy claro que va a resultarles más barato coger un bar que esté funcionarlo y hacerle un lavado de cara antes que adecuar una lonja nueva partiendo de cero: la inversión puede resultar desorbitada».
Las normativas municipales, en general cada vez más restrictivas en lo referente a cuestiones clave como insonorización (sin duda, la partida más cara), climatización, salida de humos, higiene y seguridad alimentaria, hacen que en las ciudades no queden muchos locales que cumplan las condiciones necesarias.
«Que un local haya sido un bar no quiere decir que ahora sirva para ello, porque siempre hay que adaptarlo a la normativa vigente», señala Iratxe Marián, socia de Mapa. «Un punto clave es si tiene licencia, porque va a ahorrarnos muchísimo dinero. Los hosteleros tienen que tener muy claro que va a resultarles más barato coger un bar que esté funcionarlo y hacerle un lavado de cara antes que adecuar una lonja nueva partiendo de cero: la inversión puede resultar desorbitada».
A los hosteleros que quieran cerrar su bar, les recomiendan que nunca pierdan la licencia. «Hoy en día, volver a abrir un bar sin licencia resulta muy difícil, y a veces imposible».
«Con un buen estudio previo, se puede cambiar totalmente la imagen de un establecimiento sin gastar demasiado». Eso sí, hacerlo bien y ahorrar dinero supone tiempo»
El mensaje de los arquitectos de Mapa es claro: «con un buen estudio previo, se puede cambiar totalmente la imagen de un establecimiento sin gastar demasiado». Eso sí, hacerlo bien y ahorrar dinero supone tiempo, «lo que desgraciadamente no todos los hosteleros o inversores están dispuestos o pueden asumir».
Y un último mensaje de estos profesionales: «por mucho que se tenga el local perfecto en la calle perfecta, no está todo hecho, ni mucho menos. El aire que transmita el establecimiento, por un lado, y sobre todo el buen hacer del hostelero suponen más de la mitad del éxito del negocio».