
El chef de origen cubano Mundy, bien conocido en el panorama culinario madrileño por haber sido copropietario y cocinero del restaurante y catering El Mentidero de la Villa, apuesta por recuperar este espacio clásico, con una ubicación privilegiada entre la Puerta de Alcalá y Cibeles, y convertirlo en un restaurante moderno, de calidad y adaptado a los nuevos tiempos. ¿Cómo? Ajustando precios, prolongando horarios, huyendo de formalidades, incorporando una zona de picoteo y apostando por la coctelería premium. Todo para atraer a un público más joven, que puede acudir a Arahy a comer, cenar, tapear o tomar una copa, a cualquier hora

Arahy (Alcalá, 58) no renuncia, sin embargo, a su pasado clásico y se dirige también al público ejecutivo, parejas, grupos de amigas, familias y todo aquel que quiera disfrutar de una propuesta tradicional y de mercado abierta a las nuevas tendencias, en un ambiente acogedor y elegante.
Nueva imagen
El restaurante luce un aire mucho más actual gracias a la labor de la interiorista Sonia Pedregal (La Tabla Redonda), creadora de la nueva imagen que se perciben nada más traspasar las puertas del local. Llama la atención la barra de latón, que sustituye a la anterior barra clásica de estilo inglés, con un botellero modernizado con luz cálida que resalta los destilados premium.
Una fotografía en gran formato en blanco y negro de Mundy preside esta nueva área de mesas altas y taburetes en colores vivos, que da una perfecta idea de lo que va a ser Arahy (cuya transformación todavía no ha acabado). Se trata de un espacio con horario ininterrumpido e ideal para picar a cualquier hora, tomar un aperitivo o una copa, y que en breve se ampliará con más zona de tapeo.

La sala, por su parte, mantiene su sello de elegancia atemporal con las bancadas originales y las mesas de mantel de hilo, aunque rejuvenece su imagen con flores frescas, nuevas sillas y cojines de diseños geométricos en colores vivos, así como con los nuevos paneles retroiluminados que representan la Puerta de Alcalá y sus leones.
La interiorista también ha optado por dar colorido a través de las imágenes de las paredes y los textiles, y una cuidada iluminación intimista. Todo ello aporta luz al espacio, sin renunciar el máximo confort y a la sensación acogedora.

En breve Arahy estrenará tres reservados, que están siendo renovados, para atender las demandas del público.
Una oferta de temporada y para todos los gustos
A la reforma estética del local se suma una renovación gastronómica. Mundy ha ideado por una carta tentadora pensada para gustar a todo el mundo, basada en recetas tradicionales y producto de mercado con el tratamiento justo y con muchas opciones para compartir.
Una oferta sencilla, con carnes y pescados escogidos, que cambia cada temporada: ahora, por ejemplo, es tiempo de habas frescas, espárragos blancos, alcachofas y guisantes.

El atún rojo, producto fetiche del chef, es protagonista en la carta, donde lidera un apartado de seis recetas, que se irán ampliando. Entre sus propuestas, el atún rojo picante con wakame y almendras, el tiradito con soja, lima y trufa, o el atún rojo a la plancha con cebolla carameliza y espárragos verdes fritos.
Pero lo mejor, sin duda, es dejarse aconsejar por el propio Mundy, anfitrión entregado, que disfruta presentando la oferta del día y sabe sugerir sabiamente a los comensales. La profesionalidad del eficiente personal de sala redondea la experiencia gastronómica.
Para los amantes de la cocina oriental, Arahy dispone de su propio sushiman. Y para quienes quieran disfrutar de los platos del chef a domicilio o en celebraciones, también hay servicio de catering. Atención a los excepcionales postres caseros y a la cuidada y completa carta de vinos, con un apartado de “vinos de capricho” de ediciones limitadas.

En definitiva, cambios positivos para este enclave privilegiado en el centro de la capital que es una apuesta muy personal para Mundy (en su salón se prometieron sus padres) y que sabe adaptarse a los nuevos tiempos y públicos sin renunciar a la calidad ni al servicio. Su sala llena incluso entre semana es la mejor prueba de que han acertado, aunque sólo lleven unos meses abiertos.