La primera edición de este evento pionero ha reunido durante dos días en Marbella a expertos internacionales para debatir sobre los dos mayores desafíos del nuevo turismo de lujo: el cosmos y el agua.
La cumbre Space & Underwater Tourism Universal Summit (Sutus 2019) ha celebrado su primera edición en Marbella, organizada por la escuela de alta dirección hotelera Les Roches Marbella y Medina Media Events, y que ha reunido a empresas y aventureros que apuestan por ir más allá de las fronteras conocidas, tanto en el espacio como en los abismos de los océanos.
“Estas dos fronteras fuera del entorno natural del ser humano son muy parecidas: sabemos que las primeras expediciones turísticas al espacio o a las profundidades marinas no serán cómodas y no gozarán de grandes privilegios, pero serán el primer paso de un bonito e histórico viaje de exploración”, explica Carlos Díez de la Lastra, director de Les Roches Marbella.
Bernard Foing, responsable del Grupo Internacional de Exploración Lunar de la ESA para Keynote, explicó en Sutus 2019 la importancia de contar con herramientas de rastreo y mapas de la Luna para establecer las condiciones y estudiar el impacto que podría tener una experiencia espacial en un viajero comercial. Para poder hacer posibles este tipo de viajes, desde este grupo estudian en bases análogas en la Tierra, como la de Hawai, soluciones para atajar los efectos nocivos del polvo lunar, y se dibujan las bases del futuro diseño de los hoteles lunares.
También habló sobre los avances tecnológicos Arthur Paolella, científico jefe de Harris Corporation, que explicó las utilidades de la tecnología 3D para abordar los desafíos tanto submarinos como espaciales. La impresión 3D contribuye a crear instrumentos necesarios para hacer la vida posible en el espacio, una tecnología que permite construir componentes que un en entorno normal de fabricación requerirían más tiempo. Por ejemplo, gracias a la tecnología 3D es posible fabricar ladrillos a partir de material obtenido de la propia superficie lunar, un avance sin precedentes para la construcción de futuros hábitats y recintos turísticos en otros planetas.
No obstante, aunque esta tecnología funciona en la Tierra, deben desarrollarse máquinas capaces de trabajar en entornos agresivos como el del espacio, y que puedan sobrevivir a condiciones como la radiación ultravioleta, las temperaturas extremas o los impactos de micro-meteoritos y restos orbitales.
Nancy Vermeulen, licenciada en Ciencias Físicas, piloto aéreo y coach, entrena a futuros turistas espaciales antes de comenzar su gran aventura, ofreciéndoles la oportunidad de sentir la ingravidez o experimentar un vuelo espacial realista desde su escuela de capacitación Space Training Academy, en Bélgica. Los cursos, de un mes de duración, están compuestos por distintos módulos que pueden cursarse en su totalidad, por un precio de 15.000 euros, o de forma individual. Un vuelo para experimentar la gravedad cero, por ejemplo, ronda los 3.500 euros.
“Los astronautas privados deben estar formados no solo físicamente, sino también psicológicamente, mediante un entrenamiento que los acerque a la experiencia real y les genere unas expectativas realistas de lo que se pueden encontrar”, afirmó la piloto. Algo que conocen de primera mano Ana Bru, primera mujer española que viajará al espacio con Virgin Galactic; Eduardo Lurueña, primer astronauta civil español elegido por Buzz Aldrin, y Ángel Jané, seleccionado para establecer una colonia en Marte dentro del programa Mars One, que han compartido su experiencia en Sutus 2019.
El potencial del mundo submarino, un gran desconocido
Javier Noriega, presidente del Clúster marítimo marino de Andalucía, explicó que el medio marino “es un cosmos más desconocido que buena parte del universo. Los viajes submarinos ya son una realidad y, sin embargo, necesitan un mayor apoyo institucional para lograr su conocimiento”. Algo necesario para incentivar un tipo de turismo del que que España, país con más de 3.000 km de costa y más de 3.000 años de historia marítima, podría beneficiarse. Desde visitas a yacimientos arqueológicos en el fondo del mar hasta rutas submarinas que permiten conocer su fauna, es una oportunidad para lanzar el turismo científico y con el que además aparece un nuevo segmento de cliente: las personas con discapacidad pueden sentirse libres en el mar con actividades que se adaptan a sus necesidades. Un turismo, en definitiva, que ofrece experiencias únicas a precios realmente competitivos: una excursión de buceo ronda los 90 euros.
España, país con más de 3.000 km de costa y más de 3.000 años de historia marítima, podría beneficiarse del turismo de los viajes submarinos: desde visitas a yacimientos arqueológicos en el fondo del mar hasta rutas submarinas para conocer su fauna, es una oportunidad para lanzar el turismo científico y con el que además aparece un nuevo segmento de cliente: las personas con discapacidad
Scott Waters es el presidente de Pisces VI Submarine, empresa propietaria de los submarinos privados que alcanzan la mayor profundidad y cuya financiación se obtiene gracias al turismo y a aportaciones de equipos científicos. Sus naves bajan 2.108 metros, tienen espacio para 1 piloto y 2 observadores, y su tamaño le permite adaptarse a los contendores de un barco, abaratando el transporte. “Cada vez que he descendido a esa profundidad, he visto al menos un animal que nadie en la historia ha visto jamás. Desde Pisces Submarine queremos llevar a todo a aquel que lo desee a sitios donde ningún humano ha estado antes”, explica. Las inmersiones de un día cuestan 12.000 euros en sus instalaciones de Canadá. Quienes deseen vivir una experiencia de este tipo, cuyo próximo destino es la Antártida en un viaje de 25 días a un precio 50.000€, han de enviar un email a swaters@nullpiscessub.com. Serán 5 los turistas seleccionados…