El estudio Sandra Tarruella Interioristas ha realizado Casa Cacao, el nuevo hotel boutique con obrador de chocolate de los hermanos Roca, de El Celler de Can Roca, en Girona. Espacios cálidos, acogedores y elegantes, con el sutil toque nostálgico de las antiguas confiterías, para descansar y disfrutar como niños.
Casa Cacao nace de la pasión por el chocolate y el cacao de Jordi Roca y el proyecto, largamente acariciado, de abrir un hotel boutique en Girona. Incluye, además del hotel, tienda y obrador visible a pie de calle, desde donde se muestra todo el proceso de elaboración del chocolate: del cacao en sacos a las delicadas elaboraciones.
Casa Cacao está ubicado en un conocido edificio de Girona, la antigua Clínica de la Esperanza de los años 60, situado en la plaza Catalunya. El estudio Sandra Tarruella Interioristas se ha encargado del proyecto de interiorismo, y explican que la ubicación y edad del edificio, junto con el diseño de una fábrica de chocolate, les llevó al origen del concepto. «Nos hemos inspirado en confiterías y bombonerías de la época, en su estética, materiales y gama cromática de los envoltorios, pero desde una mirada actual y adecuada a este doble proyecto», señalan.
En planta baja se encuentra el obrador, la entrada al hotel, la tienda de chocolate y una sala de embalaje del producto con degustación. En las plantas superiores se ubican las suites (el hotel tiene 15 habitaciones), y en la cubierta, una terraza ajardinada donde se sirven los desayunos con vistas a la parte antigua de la ciudad.
Materiales nobles
El hotel debía tener una estética continuista tanto con la casa madre, El Celler de Can Roca como con el concepto «boutique» de la propuesta, por lo que los interiostas han optado por materiales nobles, acabados de alta calidad, y una estética sutil y elegante, en armonía con esa época y la actual. La recepción del hotel, la tienda e incluso el obrador tienen un techo continuo de lamas de madera de nogal y pavimento continuo de terrazo, a tono con el revestimiento de paredes en pintura a la cal. Siguiendo esta misma línea estética, han elegido mobiliario clásico de diseño y piezas diseñadas especialmente para el espacio.
La recepción del hotel, muy acogedora, se sitúa entre dos paramentos realizados en hierro y cristal para dejar ver las dos estancias adyacente: la tienda, donde se puede ver y comprar el producto acabado, y el obrador y su constante actividad.
Para la recepción los interioristas han diseñado un mueble en madera de nogal y piedra abujardada en formas redondeadas y suaves. La divisoria de cristal que la separa de la tienda incorpora el mueble expositor de producto, realizado de marquetería de nogal, que sirve como almacenaje para la recepción y para exposición de producto de la tienda: así se pueden ver los bombones y chocolates expuestos desde todos los puntos.
Degustando chocolate
El bar Cacao es la zona de degustación de chocolate, situado en la sala a doble altura donde se realiza el empaquetado de producto. Se han trabajado los muebles de manera que quedan integrados estéticamente con este proceso: las estanterías de almacenaje de envases y vajilla, el mueble expositor en madera clara de abedul y baldosa vitrificada, y las mesas comunales y barras altas para un servicio rápido.
El mostrador incorpora una superficie intercambiable de diferentes materiales, alturas, cristales y urnas para exponer el producto que se puede pedir en barra. Por su parte, la gran altura de la sala se potencia con un juego de lámparas de cristal y carriles suspendidos. «Es un espacio muy práctico, fresco, joven y ordenado que nos recuerda a las fábricas de confitería de la época en cuanto a acabados sencillos y colores claros», explican los interioristas de Sandra Tarruella.
Tienda y obrador
Para la tienda se ha ideado un mostrador de madera de canto redondeado de nogal y piedra, así como unos muebles de exposición central encontrados en una tienda de muebles antiguos. La cámara de producto acabado es visible desde la tienda a través de una cristalera.
Por su parte, el obrador está dividido en diferentes salas para la fabricación del chocolate. Desde la entrada en plaza Catalunya llegan los sacos con las habas de cacao de diferentes orígenes para almacenarse a la vista en estantes de madera. El techo es de madera de nogal, que continua por la sala de obrador donde se procesa el cacao hasta llegar al chocolate, todo ello en un espacio más industrial con baldosa cerámica de color y revestimientos de acero inoxidable. Una lámpara de estética industrial aporta una iluminación cálida.
Habitaciones
La sala de ascensores, revestida en madera de nogal de canto redondeado, y la escalera principal del edificio llevan a las 15 habitaciones del hotel. La escalera conserva todos sus elementos originales unificados en tonos neutros y agradables, y se ha incorporado una alfombra de tres colores que viste y suaviza el paso.
A cada una de las habitaciones se accede a través de un pasillo con moqueta de lana enmarcada en el pavimento, paredes con pintura a la cal y esmalte mate en color blanco que mediante la iluminación desde el suelo intensifica la diferenciación entre la textura de la cal y la homogeneidad del esmalte. El techo de lamas de madera de nogal recuerda los materiales de planta baja. La entrada de las habitaciones se realiza con un revestimiento de madera quemada negra donde queda integrada la puerta y el sistema de apertura.
Para el diseño de las habitaciones los profesionales de Sandra Tarruella han trabajado conjuntamente con Anna Payet para que el huésped se sienta como en casa, aportando calidez en los complementos y el cuidado en los detalles. El mobiliario (diseñado especialmente), así como los materiales y revestimientos utilizados son nobles, lo que aporta elegancia, sobriedad y calidez a todo el conjunto.
Las estancias son neutras, con una pintura de un color claro aplicada en las paredes e incluso los revoltones y vigas vistas que dan mucha altura al espacio. Una de las cuatro paredes es de madera de roble natural, a través de la cual se accede al baño, y cuando las dos puertas pivotantes del mismo están abiertas, la sensación de dimensión de la habitación se amplía gracias al reflejo del gran espejo circular, que incorpora el espacio de baño al dormitorio.
En las habitaciones, los elementos están diseñados de una manera muy sencilla pero con materiales nobles, como el cabezal de la cama, realizado a partir de un tubo de hierro en el que da la sensación que la pieza de piel está simplemente apoyada. En él se apoya la cama, vestida con ropa blanca, donde el toque de color lo incorporan cojines de diferentes colores en lino y un plaid de lana virgen de Teixidors.
El mueble que incorpora el bar y la caja fuerte se ha trabajado de una manera clásica, con una madera veteada. El sofá de terciopelo en el color perla y la butaca de piel y madera de nogal quedan enmarcados con una alfombra en dos tonos neutros con marco perimetral.
La iluminación, mediante proyectores cálidos en el techo, se complementa con otra iluminación baja de lámparas clásicas de diseño. La entrada de luz a través de las ventanas se tamiza con un visillo de lino, que en algunas habitaciones está enmarcado y tensado en unos porticones de varilla de hierro y, en otras simplemente da la sensación que queda colgado en la barra de cortina, con dibujos de líneas horizontales que repiten el despiece del porticón de hierro de las primeras.
Desayuno en la terraza
En la última planta se encuentran la terraza ajardinada, el comedor de desayunos bajo un porche y la cocina. Para estas zonas se ha mantenido la cubierta original de vigas de madera y rasilla. Desde la pequeña sala de bar, con una mesa comunal, el huésped se puede tomar un café mientras contempla toda la actividad de la cocina a través una gran abertura.
Todos los espacios se pueden abrir por completo hacia la terraza, desde la que se pueden admirar espléndidas vistas de la ciudad mientras se desayuna, en un entorno natural, vegetal y abierto al exterior.