Conocidos empresarios de la hostelería sevillana están detrás de este ambicioso proyecto que ha recuperado una villa de 1912 con un amplio jardín, dotándola de diferentes zonas de restaurante, tapeo y copas. En total, Casa Ozama dispone de casi 2.000 m2 entre interior y exterior con un espectacular interiorismo que rescata todo el glamour de épocas pasadas.
Casa Ozama se inauguraba en abril con todos los ingredientes para el éxito. Ocupa la que fuera Villa Ozama, residencia particular construida en 1912 y perfecto ejemplo del modernismo y regionalismo imperante en la zona, cuyos ventanales y balcones se asoman al emblemático parque de María Luisa, en el sevillano barrio del Porvenir.
Detrás, hosteleros experimentados. La dirección gastronómica corre a cargo de Juanma García y Genoveva Torres (de Ovejas Negras Company) junto a Rafael Cebolla y Óscar Vega (Maria Trifulca). A ellos se suman otros reconocidos empresarios sevillanos del sector, como María del Mar Sánchez Blanco, Borja Vázquez, Álvaro Laguillo y Marcos Ybarra. Todos compartían una idea: crear en Sevilla un espacio único, recuperando un edificio histórico con su jardín, donde disfrutar de buena comida o cena en un ambiente cuidado y relajado.
Todo un destino en sí mismo, la renovada Casa Ozama ofrece un concepto polivalente: es un lugar donde disfrutar de la fiesta, de un tapeo andaluz o de un restaurante de primer nivel; de una tranquila de sobremesa de café y copa, o de una celebración o fiesta, con DJs y coctelería de autor. Las actuaciones en vivo, los eventos y encuentros de trabajo u ocio también tienen cabida en esta casa, que se pueden reservar también en parte o entera.
Un interiorismo espectacular
Se trata de un proyecto muy ambicioso y único en Sevilla. En el luminoso interior (con más de 550 m2 distribuidos en 4 plantas) se han respetado con mimo todos los elementos originales del edificio, destacando los ventanales y las majestuosas escaleras. Casa Ozama ofrece una sucesión de estancias diferentes: zonas de extensas barras, bares «canallas», elegantes salones, comedores más informales y rincones acogedores para tomarse una copa.
El proyecto de reforma e interiorismo, obra de CM4 Arquitectos y de Persevera Producciones, recupera y actualiza el glamour de la época con suntuosos tejidos, estampados florales, papeles pintados, materiales nobles… Piezas de mobiliario contemporáneo se mezclan con otras de anticuarios de todo el mundo, y no faltan toques de humor a cargo de divertidos animales/escultura. “Todos estos elementos nos han ayudado a generar una atmósfera realista de lo que podría haber sido la villa originalmente”, explica Maribel Blanco, responsable del proyecto. «Por otro parte, la mayor parte del animalario que encontramos en la casa ha sido fabricado por un joven artista sevillano expresamente para la casa, y las representaciones que hay en el jardín son figuras de bronce recuperadas».
No ha sido fácil rescatar el encanto original de la casa y adecuarlo al uso versátil y funcional que requiere un negocio de hostelería. «El último uso que tuvo el edificio fue el de oficinas, explica Maribel Blanco. La primera intención fue recuperar esencialmente la villa, y descubrieron los azulejos originales de la planta baja o los estucos originales y forjados con vestigios de las molduras preexistentes de la planta segunda. “Hemos escogido materiales naturales como madera para la mayor parte de mobiliario, piedras naturales para los revestimientos de las barras y piezas de barro cocido y barro esmaltado artesanal para revestimientos de pavimentos y particiones», explica la interiorista. También se han empleado tejidos, tanto en tapicería de mobiliario, como en revestimientos y cortinaje, de importantes marcas británicas como House of Hackney, Willian Morris, Sanderson…
Todo para intentar buscar la singularidad en cada estancia, por lo que parte del mobiliario ha sido diseñado y fabricado a medida por carpinteros, herreros y tapiceros.
El edificio destaca por sus amplios ventanales y sus diferentes suelos hidráulicos, «por lo que decidimos actuar fundamentalmente en los techos», explican desde CM4 Arquitectos. «Como si de una exposición contemporánea se tratase, en cada planta y en cada sala se ha usado el techo como lienzo sobre el que aplicar un elemento diferenciador y en contraposición al exterior».
También se ha intentado evitar una compartimentación excesiva en el interior, manteniendo la estructura principal del edificio. La planta baja se entiende como un único espacio más dinámico, unido por la barra central y la escalera original, con colores más claros. En la planta primera se halla el comedor principal, un salón que funciona de reservado y la cocina del edificio, en dos colores. Por último, en la planta segunda, en un tono más oscuro, está el bloque de aseos y dos salones independientes de diferente dimensión, que pueden alquilarse para eventos, reuniones y fiestas privadas.
En el exterior, un vergel
En exterior de la casa es tan importante como el interior, con sus mesas al fresco en más de 800 m2 de jardín, lleno de de sabor andaluz y con imponentes palmeras centenarias. Entre sus pérgolas y parterres hay jazmines, rosales, buganvillas, limoneros, olivos… y hasta una fuente central como las de los típicos patios del barrio de Santa Cruz.
El jardín es todo un vergel que parece que lleva años creciendo de manera aparentemente salvaje. No faltan las tan necesarias las zonas de sombra, ni un escogido mobiliario de hierro, mesas de azulejo y bancos de obra que recuerdan a los de un cortijo contemporáneo. El resultado es una atmósfera refrescante y única para alargar las tardes y las noches.
Gastronomía
¿Qué se come en Casa Ozama? La carta se centra en carnes y pescados a la parrilla y en los arroces. “Las carnes nos llegan frescas a diario desde Galicia y del campo andaluz», explica el jefe de cocina, Manuel Pabón, y del campo andaluz. «Los pescados, de la lonja de Cádiz, Huelva y el Cantábrico y las verduras, del entorno de Sevilla». El tercer eje son las variadas tapas y raciones de producto selecto, sin olvidar propuestas veganas y vegetarianas. «Se trata de crear una oferta versátil sin negar nuestras raíces andaluzas, es decir, el que quiera tapeo del bueno en una barra lo tiene, y el que prefiera una cena casera más formal de primero, segundo y postre, también. Cambiaremos la carta cada temporada y según lo mejor del mercado”, explica Manuel Pabón.
A todo ello se suma una extensa carta de cócteles y una amplia selección de vinos en los que no faltan los del marco de Jerez. «Nuestra carta de vinos tiene un claro propósito: difundir la labor de las bodegas y enólogos andaluces y poner en valor su gran trabajo, siempre intentando descubrir nuevas uvas y zonas menos conocidas. Y la buena relación calidad/precio es determinante a la hora de sumar vinos a nuestro nutrido menú”, explica Ricardo Fernández, sumiller. La respuesta del público no se ha hecho esperar y el éxito ha sido fulgurante: además de los llenos continuos, a Casa Ozama ya se le conoce como «el restaurante más bonito de Sevilla», un lugar perfecto para ver y ser visto.