El barcelonés Wittmore Hotel regresa con la personalidad de un speakeasy, el alma de la vanguardia artística catalana y la puesta en escena de un salón cultural del siglo XXI. Una estructura con un marcado carácter femenino, elegancia sutil y mente abierta.
Tras casi dos años cerrado, Wittmore Hotel propone en su reapertura un total de 22 habitaciones ubicadas a pocos metros del mar con un nuevo concepto inspirado en los antiguos salones culturales donde se concentraban las personalidades más creativas, ofreciendo a un cliente de nueva generación un enclave donde divertirse en pleno barrio Gótico de Barcelona.
Así, con la personalidad de un speakeasy y la filosofía de un salón cultural del siglo XIX, Wittmore es alojamiento de elegancia sutil y mente abierta que quiere dar voz a las todas las disciplinas artísticas y culturales.
El interiorismo de este hotel boutique ha sufrido ligeros cambios que han eliminado el acento británico de antañi para mostrar un carácter más cercano a los espacios. La reforma, obra del estudio Septiembre Arquitectura, hace uso de materiales naturales como la rafia, con la que por ejemplo se tejen los paneles que presiden la biblioteca, a la vez que se ha buscado incrementar la funcionalidad de los espacios, como el nuevo comedor del restaurante, en el que las mesas se elevan y las butacas se transforman en sillas.
En la zona de recepción se muestran las entrañas del proyecto gracias a los dibujos que recubren sus paredes y que recrean las manchas de masilla que se hallaron al arrancar el papel que recubría la estancia.
También la azotea, con una ubicación privilegiada sobre el barrio más antiguo de Barcelona, estrena paisajismo, con una vegetación propia de las riberas de los ríos catalanes que se adapta a las distintas estaciones.
Wittmore Hotel entiende el lujo como algo intangible y efímero, vinculado a la serendipia, a la experiencia única que nace de la unión fugaz de varios factores, creando instantes irrepetibles. De este modo, aquellos que se alojen en la suite del hotel tendrán a su disposición la Roofless Suite o, lo que es lo mismo, podrán disfrutar de la azotea del hotel de manera totalmente privada durante toda la noche, y recibirán una cesta con todo lo necesario para “acampar” en la azotea. Esta experiencia podrá disfrutarse entre los meses de mayo y octubre.
El restaurante Contraban: una carta inspirada en las emociones
El restaurante Contraban, buque insignia del hotel, ofrece una carta inspirada en las emociones que surgen durante el proceso creativo, con lo que el comensal puede elegir entre platos que van desde la sensación del papel en blanco, la frustración o la excitación: una propuesta gastronómica diseñada para divertirse a través del atrevimiento y de la conversación.
De esta forma, el chef Alain Guiard ha plasmado con sabores y texturas sensaciones como la “impaciencia”, representada por una selección de platos rápidos de servir y comer como los fiambres artesanos, panceta de cerdo chicharrón, pies de cerdo con pistachos y pickles; la “libertad”, con bocados que puedan tomarse a cualquier hora como la tarta/brioche Michelangelo con tomate picante, ricota, hinojo y chorizo ibérico o el sándwich/almohada de rabo de buey con queso crema de olivada; “en blanco”, con combinaciones sencillas de sabores que ayuden a salir del bloqueo como la berenjena escalivada con miel de pino y piñones o la coliflor al horno al limón y tahini; la “exitación creativa”, con diferentes carpaccios muy visuales; la “frustración”, con recetas que para poder ser disfrutadas requieren de la intervención del camarero para romper esa “frustración” representada en obstáculos comestibles como la remolacha cocinada en costra de arcilla, servida con queso crema y salsa trufa; la “sorpresa”, con platos inesperados como el filete “Atún rojo” Rosini, parmentier de cebolla y espinacas glaseadas, o la “nostalgia” con recetas que evocan a la infancia como el Canelón de “rustido” con trompetas de la muerte o y los macarrones del cardenal con secreto ibérico y bechamel de parmesano. Pero también hay lugar para los postres, que también responden a diferentes momentos creativos como el Recuerdo del polo Drácula, que representa la inspiración.
Por otro lado, la carta de bebidas ofrece desde cócteles de autor, hasta vinos de extraordinaria rareza que solo están durante unas semanas en la carta.
Alianzas con empresas locales
Además de una propuesta gastronómica original y transgresora, también hay cabida para las alianzas con empresas locales que suman valor y contenido al proyecto, como Odd Kiosk, un espacio queer en que pueden encontrarse las mejores revistas indie y LGTBIQ+, o Terranova, una pequeña editorial con sede en Barcelona que fue creada para dar voz a toda una generación de artistas «a contracorriente». Ejemplares y obras de ambos pueden encontrarse en la biblioteca del hotel, ubicada en el espacio del restaurante. Por otro lado, los chocolates que se dejan por la noche en las habitaciones serán de Lot Roasters, producidos en Barcelona con cacao de único origen, procdente del Amazonas y los Andes del Perú.