El bar Trafalgar pretende convertirse en un punto de encuentro donde tomar algo en un ambiente casual y agradable. Un ‘buen bar de barrio’ con un toque moderno y alternativo, una carta minimal y un gran surtido de bebidas.
Bar Trafalgar, una de las últimas aperturas hosteleras en el castizo barrio madrileño de Chamberí, pretende convertirse en un punto de encuentro de quienes quieren beber bien en un ambiente auténtico, distendido y alejado de propuestas prefabricadas. Como explican sus creadores, David Yllera, Nacho Aparicio y Juan Tena, se trata de un «bar de siempre», adaptado al día de hoy, pensado para funcionar de día y de noche.
“Queremos ser un sitio al que puedas ir a tomarte un vino, jugar un billar o beberte una buena copa. Nuestra generación siempre ha admirado sitios como el Café Gijón o el Cock, clásicos de Madrid, que representaron una época y por eso perduran. Ahora nos hacía falta encontrar un bar de hoy, puro y duro; un bar que defina este momento de la ciudad y de nuestra generación. Así que decimos abrir Trafalgar«, explican.
Cocina tradicional con una amplia oferta líquida
La propuesta gastronómica de bar Trafalgar se resume en una carta breve y sencilla pensada para que el protagonismo se lo lleve una cuidada selección de bebidas: cócteles, vinos, champagnes, vermuts, cervezas, destilados, vinos dulces y generosos.
En la carta, cocina tradicional, con un ligero toque actual en platos típicos de bar, como unas bravas de Chamberí ‘amilhojadas’, las mollejitas de ternera con salsa ‘alegre’, las clásicas gildas, boquerones con piparras o la tradicional ensaladilla rusa.
Preparaciones típicas de barra y que comparten espacio con otras propuestas más sofisticadas, como el ajillo de corvina macerada, la ventresca de atún rojo a la brasa con escabeche de verduras; el bikini de lacón ahumado y comté fundido; o La Fina, la cheeseburger de la casa.
Un cuidado interiorismo
Serhs Projects se ha encargado de la reforma de la zona de barra y de la cocina del Bar Trafalgar.
La remodelación del local, llevada a cabo por la arquitecta y decoradora Marta Banús, ha conservado la esencia y los aires retro de la antigua taberna que lo ocupaba.
La fachada del bar (Alburquerque, 14), con sus grandes ventanales abiertos a la calle, recuerda al mítico cuadro Nighthawks de Edward Hopper, pero la protagonista absoluta del local es su gran barra, en forma de U, proyectada y equipada por Sehrs Projects con muebles a medida completamente integrados a la curvatura de la misma.
Uno de los retos en esta zona fue cajear dos grandes columnas que dan solidez y carácter a un espacio destinado a servir buenas copas, por lo que en la parte frontal de la U se ha colocado una estación de coctelería-
La cocina también se ha reformado por completo, aprovechando los elementos del antiguo restaurante. Equipos y maquinaria se han puesto al día e integrado en el diseño operativo, con mobiliario a medida y la maquinaria nueva necesaria.
El interior del Bar Trafalgar se divide en dos alturas, con sofás y mesas bajas que crean agradables rincones para la conversación.
Se han recuperado algunas de las paredes originales del local para darles nueva vida y un toque de modernidad, acompañadas de piezas únicas como una monumental tinaja de barro antigua, cuadros y fotos de amigos artistas, sillas de terciopelo azul, taburetes de inspiración industrial, una clásica mesa de billar y equipos de música de los años 80. Todo ello, en conjunto, logra una atmósfera muy especial.
Cuando llega la noche, el bar Trafalgar se transforma y la luz natural que entra por los enormes ventanales del espacio cede el protagonismo a unas luces de neón rojas que acompañan el recorrido nocturno del local (perfectamente insonorizado) hasta las 2 de la mañana.