Llegaba a España hace un año, y tras un crecimiento vertiginoso y alcanzar los 2.000 restaurantes, la aplicación de pago Sunday abandonaba inesperadamente su actividad en el país el pasado 31 de julio. Detrás, razones de madurez de mercado, rentabilidad y tecnología.
Los fundadores del grupo de restauración Big Mamma presentaban Sunday en España, en julio de 2021, tras haberla implantado en sus restaurantes durante la pandemia. Presentada como una idea de hosteleros para hosteleros, se trata de una solución de pago para restaurantes que a los comensales escanear el código QR con sus smartphones, pagar la cuenta y dar propina en menos de 10 segundos.
El pasado octubre Sunday recaudaba 100 millones de dólares en su segunda ronda de financiación, una inyección de capital para acelerar su crecimiento en España, pero este 31 de julio la multinacional cerraba por sorpresa sus actividades en el país, tras haber llegado a más de 2.000 restaurantes y cuando preparaba una nueva ronda de financiación. Un mes antes había avisado a sus establecimientos asociados del cese de actividad.
Aunque la compañía no ha hecho declaraciones sobre los motivos de esta decisión, Joan Muñoz, ex director comercial de Sunday en España, explica que se trata «de una decisión estratégica» (e inesperada) de la compañía francesa «debido fundamentalmente a la falta de madurez del mercado hostelero español», pese al vertiginoso crecimiento registrado en pocos meses en el mismo.
“En las actuales circunstancias complejas, los inversores exigen un inmediato retorno de la inversión, cuando antes exigían crecimiento”, señala Muñoz “Y hoy el dinero cuesta más”.
Así las cosas, parece ser que los mercados del sur de Europa no son rentables para Sunday, que ha decidido centrarse en este momento en mercados más maduros como Estados Unidos, Reino Unido o Francia. No se prevé un regreso a España a corto plazo.
La decisión de dejar España ha sorprendido al propio equipo español de Sunday, que no lo esperaba. De hecho, el crecimiento en España de la tecnológica ha sido exponencial, pasando de 3 a 50 personas en plantilla en sólo seis meses, y a captar a más de 2.000 restaurantes en un año. Pero a este rápido crecimiento no le ha acompañado la rentabilidad exigida por los inversores.
Un problema de adopción…
El ex director comercial de Sunday en España señala que el principal problema de la tecnológica en España ha sido el de la adopción, esto es, el porcentaje de pagos que se producen en un restaurante a través de la aplicación. La media en España es del 12%, «una cifra muy baja en comparación con otros países«, explica Muñoz.
El principal problema de Sunday en España ha sido el de la adopción, esto es, el porcentaje de pagos que se producen en un restaurante a través de la aplicación. La media en España es del 12%, una cifra muy baja en comparación con otros países
A su juicio, España es un mercado todavía inmaduro para el pago con QR, «que sin duda va a ir creciendo, pero necesita su tiempo».
Pese a los esfuerzos hechos por el equipo español de Sunday (“joven, dinámico y entregado”), por formar e incentivar a los camareros, que a fin de cuentas son los auténticos prescriptores de este modo de pago digital, en los negocios hosteleros hay una elevada rotación de personal, “y los camareros enseguida recurren al datáfono”, afirma Joan Muñoz.
… y un problema tecnológico
El segundo gran problema de Sunday en España ha sido técnico: el de la integración POS con los diferentes softwares de TPV, lo que ha resultado en ocasiones muy complejo. “En cada región española predomina un software determinado, que es el dominante, y en muchos casos es arcaico», señala Joan Muñoz.
«Y aunque teníamos acuerdos con todas las grandes firmas de software en España, tanto la integración como el mantenimiento han sido en muchas ocasiones complicados. Hay que tener en cuenta que el menor fallo en el sistema podía causar un auténtico caos en el restaurante. Otros países tienen software más modernos, con los que la integración no es tan difícil».
Muñoz explica que, además, «en muchas ocasiones los distribuidores de esas compañías exigían un pago por la instalación de la aplicación en cada restaurante», lo que lastraba el margen.
Lo cierto es que, aunque la digitalización es imparable en todos los ámbitos del negocio hostelero, el proceso de adaptación al pago digital necesita tiempo en España, tanto para los hosteleros como para las firmas de software y para los propios consumidores, que han de cambiar sus hábitos.