Cada vez más se buscan experiencias que dejen con la boca abierta. En restauración este efecto ‘wow’ se puede conseguir desde la propia carta, el servicio, en los elementos decorativos del espacio… Pero ¿son seguros los espectaculares interiorismos de los locales hosteleros?
Sobre esta cuestión charlamos con Juan Luis Requena, socio fundador de Requena y Plaza, estudio con 36 años de experiencia en arquitectura y diseño y con numerosos proyectos en hostelería.
La posibilidad de un incendio pone en la palestra la seguridad de los espacios públicos ¿Son seguros los locales hosteleros de hoy?
En nuestra profesión tenemos una formación, y un carácter cincelado en el gremio, que nos obliga a no dar nada por hecho. Por desgracia, ocurren accidentes e imprevistos que nos fuerzan a replantearnos todo, aunque no seamos los responsables.
Cuando ocurren percances inesperados nos sentimos especialmente consternados, incluso aunque no sea algo debido al trabajo de quienes diseñaron el local. Damos por hecho que habitualmente se cumplen las normativas y que muchas veces, seguramente en un porcentaje altísimo de los casos, si hay algo “peligroso” en un espacio que diseñamos en su momento, se habrá colocado con posterioridad y posiblemente ni lo sabemos.
En general, ¿se cumple la normativa en el interiorismo hostelero?
En España estamos muy sujetos a las normativas estatales y autonómicas, incluso a veces los ayuntamientos regulan ciertos aspectos a nivel local. Nos tenemos que ajustar a todas ellas a la hora de entregar cualquier proyecto, pues en caso contrario no se obtienen los permisos de apertura. Y la propiedad de un establecimiento realiza una inversión para poderle sacar rentabilidad lo más inmediatamente posible, así que no nos podemos permitir un trabajo que incumpla normativa alguna y genere retraso en el retorno de la inversión.
«No son fáciles de cumplir normativas que son un mundo, porque las reglas son cambiantes en función de qué Autonomía o, incluso, población se trate»
Es un requisito indispensable, pero también hay que reconocer que nos genera un gran esfuerzo. No son fáciles de cumplir normativas que son un mundo, porque las reglas son cambiantes en función de qué Autonomía o, incluso, población se trate.
En el caso del diseño de hoteles y establecimientos hosteleros, aspectos que son válidos y encajan por ejemplo para el Ayuntamiento de Madrid, pueden valer o no en otras ciudades como Sevilla o Donosti. Eso nos obliga a estar siempre estudiando los criterios de cada lugar y a colaborar si es necesario con profesionales expertos y habituales del mismo.
Por parte de nuestro estudio, contemplamos las normativas como un mínimo y siempre tendemos a recomendar a nuestro cliente las mejores ideas para, no solo cumplir, sino superar esos requisitos mínimos.
«Algo se está haciendo mal de partida si, cuando se presenta un presupuesto, solo se valora por el coste económico y no se pone encima de la mesa la seguridad de trabajadores y usuarios como un valor más del conjunto de la propuesta»
Tenemos que hablar mucho con el cliente, explicar el porqué de cada cosa, y darle motivos para que confíe en nuestro criterio. Algo se está haciendo mal de partida si, cuando se presenta un presupuesto, solo se valora por el coste económico y no se pone encima de la mesa la seguridad de trabajadores y usuarios como un valor más del conjunto de la propuesta.
¿Es lo más habitual que se valore sobre todo el coste económico?
Si hubiera un accidente, ¿cuánto vale la reputación de una empresa?, y ¿si se da el caso de que haya heridos o incluso víctimas? Muchas veces no hay una diferencia sustancial en presupuesto, se pueden poner alternativas, o se puede modificar el diseño sin perder la esencia, pero hay que buscar la opción más segura… y explicárselo a quien invierte, para que sea conocedor de los riesgos.
No podemos conformarnos con explicar, tenemos que asegurarnos que el cliente, independientemente de su capacidad o responsabilidad, ha entendido nuestra propuesta para tranquilidad de todas las partes.
Sabemos que, si el cliente no asume esas sugerencias, el día que termine el proyecto y entreguemos la obra, perdemos nuestra influencia, y los trabajadores del local, los propietarios, o incluso los clientes, las prisas, el día a día, los añadidos posteriores, etc., pueden ir difuminando el diseño inicial, y que, llegado el momento de que algo pueda salir mal, salga mal con consecuencias nefastas.
Ante un posible accidente, influyen entonces muchas variables…
En toda la cadena de valor de cualquier proyecto todos somos un poco responsables: quien fabrica los elementos constructivos o decorativos, los arquitectos y decoradores que diseñan contando con esos elementos, los obreros y oficios que los instalan, los propietarios que hacen la inversión y toman las decisiones al respecto, los trabajadores del establecimiento que son quienes más viven el espacio, y los clientes, que están llamados no solo a hacer un uso responsable, sino también a sugerir y comunicar cualquier observación como protagonistas del lugar. En un local de hostelería todo está hecho pensando en el público, y ellos son quienes pueden tener una visión 360º de toda la experiencia.