Vicenç Mulet ha reformado el restaurante Bocoi en Portocolom, Mallorca, inspirándose en su pasado como antiguo almacén de vinos. El arquitecto ha devuelto su esencia al local apostando por la austeridad, la historia y algunas piezas de arte contemporáneo.
El arquitecto Vicenç Mulet ha llevado a cabo la radical transformación del restaurante Bocoi, ubicado en Portocolom, en la costa de Mallorca.
Este restaurante ocupa un antiguo almacén cercano al muelle de carga, donde solían almacenarse los bocois, grandes toneles utilizados para conservar el vino. De este modo, el nuevo Bocoi rinde homenaje a un fragmento histórico de la isla de Mallorca y su relación con la producción vinícola.
Mulet, inspirado por la historia del puerto y el uso de estos almacenes, ha transformado por completo el espacio del restaurante eliminando elementos decorativos y capas de intervenciones anteriores, revelando así la piedra de la isla, conocida como marés, y devolviendo una atmósfera de austeridad al local.
Una transformación integral
La ubicación y el diseño original del restaurante fueron los primeros desafíos a los que se enfrentó el arquitecto mallorquín. Por un lado, la zona de paseo de la calle limitaba el espacio disponible para la terraza. Por otro lado, el interior del local es estrecho y largo, con tan solo 6 metros de fachada, pero una considerable altura.
La primera tarea consistió en vaciar completamente el local para replantear su distribución.
La barra de bar, que inicialmente se encontraba en un lateral junto a la entrada, fue reubicada en el fondo de la sala, ya que hoy no se requiere una función de servicio directo al cliente. En esa misma zona también se encuentran los baños, la zona de preparación de bebidas y platos fríos, así como la cocina.
La disposición de los elementos es totalmente abierta, y los baños se encuentran en cubículos que permiten ver el final de la sala, destacando un arco de marés y mampostería original.
La historia del puerto y el uso de los antiguos almacenes han sido la fuente de inspiración para Vicenç Mulet, que ha eliminado todos los elementos decorativos y las capas de mortero y pintura, con el fin de recrear una atmósfera limpia y austera.
Mulet suele incorporar en sus proyectos referencias locales, materiales e historias de Mallorca, su isla natal. En este caso, destaca la utilización de la piedra marés, que se encuentra en abundancia en las canteras de la zona. La colaboración del arquitecto e ingeniero David Riera ha sido fundamental para recuperar el estado original del marés.
Otra fuente de inspiración especial para este proyecto está relacionada con el arquitecto danés Jørn Utzon, famoso por su obra maestra, la Ópera de Sídney, y que construyó su residencia en Mallorca utilizando precisamente la piedra marés.
En el restaurante se ha dejado al descubierto la piedra de marés original, restaurando las perforaciones y regatas de intervenciones anteriores, y se han removido los revestimientos de las pilastras, revelando las originales. En el techo se ha desmontado el falso artesanado existente para mostrar una estructura de vigas de madera.
En la zona de las mesas se han creado dos ambientes distintos en cada lado. A la derecha se han dispuesto asientos con respaldo alto en tonos visón, que además de proporcionar comodidad, actúan como elementos de absorción acústica. Estos asientos se rematan con una galería de fotos antiguas de escenas marineras del fotógrafo Mateu Bennàssar.
En el lado izquierdo, Mulet ha recurrido de nuevo a inspiraciones locales , replicando el diseño de las cancelas de los embarcaderos que delimitan el puerto, que solucionan la proporción del local y hacen de soporte lumínico.
Una higuera, protagonista de la iluminación
En cuanto a la iluminación central, se requería un elemento que llenara el gran espacio vacío debido a la altura del local. Para ello, Mulet ha utilizado un árbol típico de la zona, la higuera, cuyas ramas desnudas en invierno se asemejan a los brazos de una lámpara de araña en un gran salón.
El arquitecto diseñó un sistema que se integra a la perfección con los demás elementos del restaurante, y el resultado es una espectacular lámpara con las puntas de las ramas orientadas hacia el techo. Lo hilos eléctricos tejidos cuelgan de ellas, terminando en bombillas que iluminan el centro del local.
Estas luminarias son obra del artista local Varuzh, artesano de origen armenio que reside en la isla y transforma troncos de árboles arrastrados por el mar en lámparas y esculturas.
Además, en el techo de la terraza se ha instalado también un entramado de ramas de higuera con lámparas de porcelana creadas por una ceramista local.
Por último, la pieza central que domina el restaurante es una escultura de la artista danesa Lin Utzon, residente en la isla e hija del arquitecto Jørn Utzon, que forma parte de la colección Danza Cósmica y recrea un ánfora deformada sobre la que se ha vertido pintura negra.
Con esta escultura, Mulet rinde homenaje a los bocois que solían almacenarse en este espacio.
Al finalizar el día, las puertas del restaurante se cierran con las tradicionales persianas mallorquinas, pintadas en los típicos tonos verdes de la isla.
Este vídeo resume a la perfección la espectacular transformación de Bocoi en un restaurante totalmente distinto:
En definitiva, un marco perfecto para recuperar una manera de cocinar el producto mallorquín. No en vano la oferta gastronómica de este «nuevo» Bocoi se basa en pescados de la lonja, hortalizas y carnes de primera calidad, todo 100% producto de la tierra, cocinado a la manera de la tierra.