Este imponente establecimiento, llamado a convertirse en el buque insignia de la marca Manero en Madrid, propone una experiencia totalmente novedosa en un espectacular espacio diseñado por Raquel Giménez y Lázaro Rosa-Violán, y redefine el concepto de bar español de calidad añadiéndole restaurante bistrot, barra de caviar, club y hasta karaoke.
Se suceden las aperturas hosteleras de lujo en Madrid a un ritmo trepidante. Si The Library, del grupo Paraguas, deja boquiabierto al que lo visita, lo nuevo de Manero no le va a la zaga.
La exitosa marca del grupo alicantino GastroPortal, que ya cuenta con otros tres establecimientos entre Alicante y la capital, ha inaugurado recientemente Manero Marqués de Cubas, su nuevo buque insignia.
Manero Marqués de Cubas «representa la nueva era de la gastronomía y el ocio premium en Madrid«, explica el empresario Carlos Bosch, al frente del grupo hostelero. «Es la experiencia definitiva: bar y cocktail-bar, bistró y caviar-bar, el Club Manero Dom Perignon y muchas sorpresas más que vendrán, siempre en torno al ambiente glamuroso y gourmet pero a la vez casual y divertido, tan propio e identificativo de Manero, puro lifestyle».
El nuevo Manero madrileño (Marqués de Cubas, 14) fusiona tapeo, cocina, mixología, música (también en vivo) y una atmósfera única.
Diseñado para satisfacer los paladares más exigentes y crear experiencias inolvidables, Manero Marqués de Cubas «está destinado a convertirse en un referente indiscutible de la escena hostelera madrileña, reivindicando la rica culinaria española y nuestro lifestyle mediterráneo en una versión gourmet y de lujo asequible, de lo más asequible a lo más aspiracional. Nuestra marca viene a redefinir con estilo el concepto de bar español con los más altos estándares de ambiente, gastronomía y diseño”, resume Bosch.
Un interiorismo espectacular
El interiorismo del amplio espacio del nuevo Manero Marqués de Cubas, de 450 m2, lleva la firma de Raquel Giménez, de Apple Tart Interior Design, coordinando un proyecto de Lázaro Rosa-Violán. Es un lugar único, pero con puntos de conexión que recuerdan al resto de los otros locales Manero.
El exterior luce el aire retro y elegante de los grandes cafés europeos.
En sus grandes ventanales, las lámparas antiguas de Manises con pantallas personalizadas de terciopelo y remate de borlas, se despliegan en distintos tamaños y formas creando una exposición que capta la vista ya desde la calle.
Ya en el interior destaca el techo enmoquetado en color crudo y con un perímetro floral, que simula el punto de cruz, y las lámparas en forma de rosetón realizadas artesanalmente y a medida con cristal de Murano.
Los suelos están concebidos como mosaicos romanos hechos pieza a pieza in situ, con un patrón geométrico personalizado en mármol de Carrara y travertino rojo y un acabado antiguo.
A ambos lados de la entrada, las dos barras cuadradas se rodean de reposapiés con soportes tallados a mano en latón con forma de león, un guiño al vecino edificio del Congreso de los Diputados.
Los taburetes de barra son un diseño exclusivo, tallados en madera y con asientos de piel y terciopelo. Los bancos perimetrales de esta zona de bar han sido ideados en madera de roble y tapizados con asientos en exquisito terciopelo verde.
La barra más enfocada al picoteo ha sido forrada en su frontal y lado superior con mármol travertino rojo y zinc tallado. Por su parte, la barra de coctelería cuenta con un frente tallado en madera simulando racimos de uva.
Al fondo, y entre ambas barras, un mueble antiguo parisino, perteneciente a una taquilla de teatro, restaurado y pintado a mano en tonos dorados, verdes y motivos florales, que se transforma en cabina de DJ.
Un pasillo hace las veces de corredor hacia el bistrot y hall para los baños, donde no falta el estilo deluxe vintage tan Manero (ni tampoco las míticas grabaciones de chistes de Chiquito de la Calzada ni el fotomatón, un clásico de la casa). El pasillo se ilumina con falsas ventanas decoradas en macramé, y luce también un suelo de mosaicos romanos.
Una cortina, a modo de telón, se abre para dar paso a un espacio teatral, el bistrot, concebido como un restaurante clandestino de otra época.
Luce una espetacular alfombra personalizada con motivos florares que aportan calidez al espacio, mientras que las lámparas de cristal Murano y los murales de paredes y techo, pintados a mano con paisajes oníricos y de antaño del antiguo Madrid, recrean una atmósfera sofisticada, atemporal y llena de glamour.
En el bistrot se pueden crear zonas privadas más pequeñas a través de cortinajes. Las columnas vestidas con cristal de murano en tonos dorados, bronces y ocres, y la gran barra y bancada central funcionan como un escenario mientras que en los “palcos” (las mesitas de alrededor) se disfruta de la labor de los chefs mientras suena el piano de cola, como en los restaurantes de otra época.
Otra cortina-telón separa este bistrot de la zona club, que se llena de telas personalizadas bordadas con motivos florales en tonos verdes. Aquí la estrella es la barra de mármol. Enfrente, un coqueto saloncito presidido por una chimenea parisina antigua y coronada por un retrato del rey Carlos III, conocido por la modernización de Madrid. Espejos isabelinos y pinturas decoran las paredes.
Pasada la barra, y tras el rincón-homenaje a Julio Iglesias, hay un último reservado que puede transformarse en un karaoke a demanda. Aquí destaca el color naranja y los 32 cuadros de atardeceres inspirados en la icónica obra de Turner.
La oferta gastro
Como en todos los locales Manero, la oferta gastronómica (dirigida por Carles Abellán) se ha cuidado con mimo: el mejor caviar y marisco convive con la latería gourmet de marca propia de la casa. No faltan propuestas más casual como sus famosos bocadillos y bikinis, ni platos calientes clásicos como el puerro confitado a la brasa, el canelón de la madre de Carlos o las exquisitas tortillas y croquetas. De postre, tentaciones como la tira de chocolate con aove Manero o la torrija con helado de vainilla.
En el bistro puede degustarse cocina española y clásicos de bistrot actualizados, desde una buena milanesa a una sopa de cebolla, pasando por un buen pescado a la meuniére. Todo maridado con una cuidada selección de vinos, espumosos, vermuts y cerveza, todos de la marca propia Manero, elegidos por Carlos Bosch junto a prestigiosos enólogos.
La experiencia continúa en el Club Manero Dom Perignon, con una completa sala y barra de coctelería a media luz, para un remate perfecto de la velada,