/p>>Castillo de Canena presenta su primer aceite “Biodinámico”, con certificación oficial internacional. Un extra virgen picual fresco, vivo y expresivo, de producción limitada y que y acaba de ganar una medalla de Oro del concurso internacional Ecotrama.

El aceite Biodinámico de Castillo de Canena
El aceite Biodinámico destaca por el color tierra y la textura de arena de su botella

Castillo de Canena lanza su primer aceite de oliva extra virgen “Biodinámico”, certificado por la Asociación Internacional de Agricultura Biodinámica con el sello Demeter.
Este nuevo aceite pertenece a su exclusiva colección “Aceites del Siglo XXI” y está elaborado a través de la integración con el ecosistema y el hábitat natural, enriqueciendo el concepto de agricultura ecológica.
Un producto limitado que acaba de conseguir una medalla de Oro en la última edición del concurso internacional EcoTrama, que premia los mejores aceites de oliva extravírgenes ecológicos y biodinámicos de todo el mundo.
Un nuevo aceite extra virgen icónico
Con una producción limitada de 20.000 unidades, el nuevo Biodinámico estará presente en el Reino Unido, Alemania, EE.UU., Canadá, Corea del Sur y Japón, entre otros países, y pretende convertirse en referencia para los consumidores de productos de alta gama, concienciados con el cuidado y el máximo respeto al medio ambiente.
Rosa Vañó, directora comercial y de Marketing de Castillo de Canena, explica que “nuestro primer aceite extra virgen Biodinámico es un picual de alto valor añadido, con un componente de I+D+I muy elevado”.
Destaca por el color tierra y la textura de arena de su botella, ligados al concepto de regreso a las raíces y a los orígenes de la actividad rural. Su tamaño es de 500 ml, en forma de cilindro y está serigrafiada en blanco y verde, destacando su constelación de estrellas y luna, como unión del cielo y la tierra.
En la cata, las notas vegetales a hierbas y hortalizas predominan en este virgen extra fresco, vivo y expresivo. La hoja del olivo, lechuga y alcachofa destacan en primer plano; después aparecen las frutas frescas, la tomatera y un toque dulzón a plátano verde y manzana madura.
Persistente en boca, el amargo y el picante están bien integrados; y algo de astringencia recuerda a la alcachofa, el cardo o el caqui.
De lo ecológico a lo biodinámico
“La biodinamicidad supone no solo la exclusión total de abonos de síntesis química o de pesticidas en nuestra explotación agraria, sino una transformación total del entorno en el que lo producimos. Retornamos a las raíces mismas de la actividad rural: es lo que denominamos arqueo-agricultura”, explica Francisco Vañó, director general de Castillo de Canena.
El concepto de biodinámico implica conseguir la armonización perfecta entre las distintas fuerzas que rigen la naturaleza, el hábitat y las labores del campo, que no deben alterar el entorno natural que se desarrolla alrededor de una explotación agrícola.
En este sentido, como apoyo al concepto de cultivo biodinámico, Castillo de Canena ha creado también un bosque con especies de árboles autóctonos alrededor del olivar para enriquecer el concepto de bosque mediterráneo. Además, la compañía ha introducido ganado ovino que, junto al bosque de olivos, ayuda a fijar nutrientes de forma natural, disminuye la pérdida de humedad y la erosión, incrementa la materia orgánica en los suelos y actúa como fungicida e insecticida primario al proporcionar un hábitat natural a los insectos depredadores de las plagas del olivar (mariposas, lombrices, escarabajos, mariquitas y pájaros)-.
Una granja biodinámica debe ser autosuficiente. Es fundamental que todos los subproductos y residuos de la actividad agrícola se vuelvan a incorporar al suelo, convirtiéndose a su vez en generadores de vida”, explica Francisco Vañó.
Además, la preocupación de la aceitera por la agricultura sostenible también se materializa en el proyecto “La tierra para la tierra”, con la donación de 1 € (junto a la Fundación Xabi Cabot Selles) por cada botella comercializada del nuevo Biodonámico, para la construcción de reservas de agua y para el desarrollo agrícola de una de las zonas más pobres del mundo: el Lago Turkana (Etiopía y Kenia), a través de la Missionary Community of Saint Paul The Apostle.