El anuncio de que Bilbao va a paralizar las licencias de hostelería en el Casco Viejo durante un año pone en la palestra un problema que afecta a las zonas históricas de muchas ciudades, donde los negocios hosteleros parecen «comerse» a los comercios. ¿Es esta medida realmente justa o se trata de un exceso de proteccionismo? Recogemos la opinión de Ángel Gago, Secretario General Ejecutivo de la Asociación de Hostelería de Bizkaia.
La saturación o exceso de oferta hostelera en el Casco Viejo bilbaíno ha llevado al Consistorio a acordar la suspensión de licencias de hostelería en la zona durante doce meses. Un tiempo en el que se va a redactar la modificación del Plan Especial de Rehabilitación del barrio «para lograr un mix comercial lo más equilibrado posible»» y «preservar los valores culturales, residenciales, comerciales y turísticos», explica el equipo de gobierno del Ayuntamiento. Esta moratoria afecta exclusivamente al sector de la hostelería y a las nuevas solicitudes de apertura de establecimientos.
El Secretario General Ejecutivo de los hosteleros vizcaínos, Ángel Gago, realiza en el artículo que reproducimos a continuación una interesante reflexión sobre esta iniciativa municipal:
Hablando de burbujas: entre el corazón y la cabeza
Sin duda, si hacemos un llamamiento a la restricción de nuevas licencias de actividad (algo que pide el corazón, pero que jurídicamente –para la cabeza- puede ser inviable), ciertas capas sociales y posiblemente algún medio de comunicación podría atribuirnos objetivos de protección a las empresas existentes, al impedir la creación de nuevas actividades para favorecer la competitividad. Y esto no sería correcto, incluso sería injusto: sólo tenemos que mirar a nuestro alrededor y podremos comprobar la multitud y variedad de actividades que abren y cierran, porque la oferta está sobredimensionada para el mercado existente. Algo que podría ser aplicado también al comercio, taxis, etc.
Estamos actuando en un contexto institucional, social (y en ocasiones mediático, como portavoces de esos foros), en que se nos anima a ser “empresarios en 24 horas”, lo que creemos que es el peor consejo que se puede dar a un aspirante a serlo… salvo que al mismo tiempo se le indicara que, si bien puede hacerse empresario en 24 horas, es posible que lo lamente el resto de su vida si esa titularidad no se alcanza con los conocimientos adecuados.
Si bien hoy uno puede hacerse empresario en 24 horas, es posible que lo lamente el resto de su vida si esa titularidad no se alcanza con los conocimientos adecuados
Defiendo que en nuestro sector existe una saturación de establecimientos en proporción a la población existente y las posibilidades de gasto que existen, y esto no impide el que pueda existir alguna iniciativa concreta de cierta entidad en creación de empleo, en inversión, e incluso en innovación de oferta, que pudiera nacer en este entorno. Lo que me niego a aceptar en silencio es que se utilice la palabra «emprender» para utilizarla estadísticamente, y que esa función de emprendizaje al final sea un cambio de titularidad en una microempresa, incluso en una pyme.
Y me niego a aceptar que puedan existir apoyos y subvenciones para este tipo de emprendimientos o para la creación de nuevas actividades idénticas a las que configuran un mercado saturado.
Sobre la “defensa de la patria”: A veces escucho o leo, con incredulidad, la exigencia de limitaciones a nuevas actividades que no coincidan con las raíces y costumbres de nuestro país, pero ¿resiste esta posición un mínimo análisis?. ¿Deberíamos prohibir la gastronomía árabe, hindú, japonesa…? ¿Y la de otras zonas del Estado? ¿O se trata de prohibir ciertas y concretas franquicias?. Y en caso afirmativo, ¿en qué marco jurídico cabe este proteccionismo? ¿Y lo aplicaríamos al resto de productos y actividades?. ¿Y aceptaríamos que lo hicieran a los nuestros?
«¿Deberíamos prohibir la gastronomía árabe, hindú, japonesa,…? ¿Y la de otras zonas del Estado? ¿O se trata de prohibir ciertas y concretas franquicias?»
Cualquiera que me conozca sabe que mis gustos son tradicionales, muy tradicionales; y hacia ese consumo dirijo mi gasto. ¿Cuál es la posición de quienes reclaman ese proteccionismo? ¿Hasta dónde la oferta del comercio y hostelería no ha sido una respuesta a las tendencias del consumo?. ¡Claro!, y ahora viene la censura a la publicidad y a los medios que la difunden. ¿Y dónde queda la responsabilidad de cada uno de nosotros?
El corazón me pide defender la restricción/limitación de nuevas actividades -salvo excepciones como las comentadas- pero la cabeza me indica que todos (empresarios e instituciones), estamos sometidos al imperio de la ley, y que existe una protección a la libertad de mercado en un entorno europeo en el que la Directiva Bolkestein es una referencia.
«El corazón me pide defender la restricción/limitación de nuevas actividades pero la cabeza me indica que todos estamos sometidos al imperio de la ley, y que existe una protección a la libertad de mercado en un entorno europeo»
Precisada mi posición, debo señalar que la misma es la que traslado a cualquier foro o entorno en nombre de la entidad que represento, donde siempre aflora la lucha entre el corazón y la cabeza. Y así ha sucedido en el Ayuntamiento de Bilbao, donde siempre hemos defendido que la saturación del mercado de oferta debería ser considerada por el Ayuntamiento hasta donde fuera posible en el marco de la legalidad; y no puedo negar que el Ayuntamiento ha actuado con transparencia intentando trasladarnos los límites que existen legalmente para una regulación sectorial de cualquier actividad basada en motivos económicos.
No obstante, en el marco jurídico que permite el que Bilbao, por tener una zona geográfica (Casco Viejo de Bilbao) enmarcada dentro de un Plan Especial de Rehabilitación, pueda paralizar durante un año la tramitación de licencias nuevas, siempre contemplando los diferentes intereses, la Asociación defiende que esto debería ser aplicado prácticamente a la totalidad del municipio.
La Asociación de Hostelería de Bizkaia defiende que la paralización nuevas licencias hosteleras durante un año debería ser aplicada prácticamente a la totalidad del municipio
En la confianza de que el Ayuntamiento va a realizar este análisis, por el firme compromiso que ha adquirido, debo aceptar como un primer paso lo realizado en el Casco Viejo a la espera de lo que se haga en el resto del municipio; y siempre consciente de que la cabeza me obliga a acatar el imperio de la Ley pero sin renunciar a reivindicar desde el corazón el que cualquier ley pueda ser reconsiderada y, en su caso, modificada.
2 Comments
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El proteccionismo nunca ha sido sinónimo de evolución ni de mejora y competitividad. Estas medidas sólo favorecen al que ya está y como yo estoy ¡que no venga nadie más!.
De nuevo la política se inmiscuye en la economía y en la,libertad de las personas para decidir en qué quieren trabajar o invertir su dinero. este poder que los políticos se han arrogado solo conduce a corrupción y prebendas. La administración debe tutelar las condiciones que deben cumplir los negocios/empresas para desarrollar su actividad con el único objetivo de protección de los consumidores y usuarios.
Alguien debería denunciar en los tribunales estas injerencias ya que la libre competencia no se puede limitar por «señoritos» que llegan a un puesto público en un momento determinado.
[…] imágenes de alta calidad y sobre todo un motor de reservas individualizado“, explica Ángel Gago, secretario general de la AEHV. “Estas empresas soportan costes muy importantes de […]