Andoni Luis Aduriz planea inaugurar el primer restaurante con esta filosofía en San Sebastián a finales de 2014. Según explica en una entrevista con Efe, «Mugaritz solo hay uno. Así que se trata de crecer de otro modo, con un restaurante de cocina sencilla, divertido, informal, fresco, que pueda replicarse».
La idea de empezar en San Sebastián es por cercanía «porque será como un restaurante piloto y quiero poder chequearlo. A partir de ahí, si funciona, podemos crecer sin problemas porque es un proyecto con vocación de crecer».
Este modelo de negocio se está volviendo cada vez más recurrente para quienes están al frente de restaurantes gastronómicos en los que, en ocasiones, necesitan otras fuentes de ingresos para desarrollar su creatividad. Paco Roncero con Estado Puro, Quique Dacosta con Vuelve Carolina y Mercatbar, Dani García con Manzanilla o David Muñoz con StreetXo, son solo algunos ejemplos.
Esta nueva propuesta de Aduriz (San Sebastián, 1971) tiene el propósito de explorar más «la parte social de la comida, que es compartir, que es una fiesta».Pero no es el único proyecto en el que está envuelto el chef vasco, puesto que asesora gastronómicamente el restaurante de la bodega Abadía Retuerta LeDomaine en Sardón de Duero (Valladolid) y además acaba de publicar su libro «Las recetas de mi casa» (Destino).
Están incluso diseñando un documental «que es un sueño y que vería la luz en un año», anuncia quien ya incurrió en este género con «Mugaritz BSO», un documental dirigido por Juantxo Sardon en el que el músico Felipe Ugarte transformó los platos culinaria y visualmente delicados del donostiarra en una experiencia musical. También tiene la intención de volver a colaborar con La Fura dels Baus, compañía para la que aunó su alta cocina con Shakespeare en la obra «Degustación de Titus Andronicus».
Otra de las líneas de trabajo que le entusiasman es la emprendida con investigadores como el neurocientífico Manuel Martín Loeches, con quien estudia la relación entre neurociencia y alimentación. También colabora en un proyecto sobre nutrición y genómica y augura que «en uno o dos años la gente se llevará una sorpresa».
«Esto es lo que más nos gusta al equipo de Mugaritz«, asegura el chef, quien también prevé que «en el futuro más cocineros trabajarán con estos temas». De hecho ya publicó «Mugaritz, la cocina como ciencia natural» (RBA), reflejo de esta inquietud.
En otra línea de investigación, la de recuperar productos, trabajó con el biólogo Javier Cremades y la empresa coruñesa Porto-Muiños en el rescate de seis hierbas halófilas -criadas cerca del litoral- comestibles, que se han comercializado.
En la entrevista se muestra satisfecho con el desarrollo de esta temporada en Mugaritz -«es el año que más correos electrónicos de agradecimiento estamos recibiendo», porque «se nota la madurez alcanzada» y el resultado de «saber comunicar bien lo que hacemos para llegar a las personas que realmente están interesadas en nuestro proyecto». A su clientela, que es extranjera en un 65 %, ofrece esta temporada «jugar» con un menú cuyos ejes son «naturaleza, poesía, simplicidad e imprevisibilidad».
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