Atención a dos tendencias gastronómicas que están en auge en el ámbito internacional: el street food (comida callejera de todos los gustos destinada a un público con ganas de experimentar) y el ‘colunching’, el consumo colaborativo llevado a la gastronomía en forma de ‘anfitriones 3.0’. Según el director general de la consultora Linkers, David Basilio, “si se desarrollan plenamente pueden cambiar los hábitos de consumo y captación de clientes”.

David Basilio, director general de Linkers
David Basilio, director general de Linkers

“España es, sin duda, una de las mejores cocinas del mundo en lo que respecta a sabores y variedad, pero si hablamos de tendencias gastronómicas sigue siendo un país muy enraizado en sus tradiciones de consumo”. Así lo cree el director general de la consultora hostelera Linkers, David Basilio, quien destaca dos importantes novedades en el mundo culinario que se están poniendo en boga en otras partes del mundo y que “de afianzarse o desarrollarse con plenitud, pueden llegar a cambiar los hábitos de consumo y de captación de clientes del sector”.

1. Street food

Esta temporada se seguirá apostando por el street food como tendencia de gastronomía. Comida callejera de todo tipo y para todos los gustos, patria y cañí o exótica y novedosa, pero ambas destinadas a un público con ganas de experimentar y reunirse alrededor de un producto gastronómico.
“Si tuviéramos unas leyes municipales de venta ambulante más desarrolladas y destinadas al emprendimiento callejero, esta tendencia podría ser sin ninguna duda un nuevo modelo económico a explotar dentro de la hostelería española”, destaca Basilio, quien añade que “con el tiempo se verán los resultados que puede dar”.
En este sentido San Francisco, en Estados Unidos, es buen ejemplo de esta tendencia. Además, el empresariado madrileño ya está tomando nota de esta corriente gastronómica y ya existe un colectivo llamado Street Food Madrid que reclama fomentar el uso de la vía pública para el provecho de la gastronomía y la economía madrileña.
“El metro, estaciones de autobuses, la acera… todo puede ser un gran centro de gastronomía donde degustar comida. Esto haría fortalecer una tendencia que ya triunfa también en Berlín o París”, considera Basilio, sin olvidar al continente asiático, donde la comida callejera es dinamizadora económica desde hace muchos años.

“El metro, estaciones de autobuses, la acera… todo puede ser un gran centro de gastronomía donde degustar comida»

Una variante de este modelo es el foodtruck (literalmente) camión de comida, un modelo de negocio que permite ofrecer los productos a diferentes personas en diferentes espacios, pero en una misma jornada laboral.
“Un ejemplo a nivel nacional es nuestro estrella Michelin Koldo Royo que, al mejor estilo de la película Chef, ofrece en su foodtruck hamburguesas de autor en Mallorca”, recuerda el consultor.

2. Colunching

La segunda de las tendencias viene de la mano de las nuevas tecnologías y los nuevos hábitos que éstas facilitan a los consumidores. Pero en esta ocasión no pone las cosas sencillas al empresario hostelero, ya que es una variante del llamado consumo colaborativo “que, en términos gastronómicos, empieza a aterrizar en España a pasos agigantados”, advierte Basilio.
Quedar a comer o cenar con amigos en casa es muy español, pero hacerlo de manera ordenada y recurrente, e incluso con ánimo de venta, es lo novedoso. Se trata del ‘colunching’, que en castellano podría denominarse ‘anfitriones 3.0’, y es el nuevo modelo que, si bien se instaló en otros países hace más de tres años, llega ahora con fuerza a suelo patrio.
“El objetivo de esta iniciativa es conocer y probar la cocina autóctona a través de los propios ciudadanos que, con una filosofía de compartir los gastos de elaboración de una comida, se ofrecen como anfitriones gastronómicos”, aclara el director general de Linkers.

“Empresarios y chefs tendrán que focalizar sus fuerzas en competir con estos nichos que no pasarán desapercibidos, y deberán atraer a los clientes a sus negocios ofreciendo no solo calidad culinaria, sino una experiencia positiva»

Este modelo vendría a suponer el siguiente paso al delivery o comida a domicilio, con la gran diferencia de que el consumidor elabora su comida y, según palabras de David Basilio, “comparte el deleite con otros comensales, con lo que consigue no sólo la satisfacción de lo realizado sino un ahorro en costes de la cena o comida al efecto”.
Y como la rueda gira, las necesidades de consumo cambian y la capacidad de crear nuevos escenarios gastronómicos aumenta, “empresarios y chefs tendrán que focalizar sus fuerzas en competir con estos nichos que no pasarán desapercibidos, y deberán atraer a los clientes a sus negocios ofreciendo no solo calidad culinaria, sino una vivencia positiva (en definitiva, una experiencia) que deje huella en el consumidor”.
Lea aquí más artículos de la consultora Linkers